Medios de prensa palestinos precisaron que los detenidos fueron trasladados a una estación policial cercana. Por su parte, la agencia oficial de noticias Wafa detalló que otras ocho personas fueron arrestadas en diversas redadas ocurridas durante la noche y la madrugada de este jueves en varios puntos de Cisjordania.
Tras unos días de calma, la tensión volvió a escalar debido a la irrupción de los uniformados en el sitio religioso, sagrado para musulmanes y judíos.
Estos últimos solo pueden acceder al lugar bajo numerosas condiciones y tienen prohibido rezar allí, según los acuerdos vigentes desde hace décadas.
Sistemáticamente, los agentes israelíes penetran en el recinto para expulsar a los fieles palestinos con el fin de permitir la entrada de sus compatriotas.
La nueva violación del santuario fue duramente criticada por el gobierno y los partidos palestinos, un hecho que consideraron una grave provocación y parte de la estrategia para judaizar la zona este de Jerusalén.
La operación de las fuerzas de seguridad y el ingreso de los colonos al sitio sagrado son desafíos flagrantes a la comunidad internacional y al mundo musulmán, afirmó en un comunicado el Ministerio de Asuntos Exteriores.
La decisión del primer ministro Naftali Bennett confirman su desprecio a los esfuerzos para lograr un periodo de calma, subrayó.
Por su parte, el asesor de la Oficina de Asuntos de Jerusalén de la Presidencia palestina, Ahmed Al-Ruwaidi, criticó la injerencia de las autoridades israelíes en la gestión de los asuntos de la Mezquita de Al-Aqsa, que forma parte del complejo religioso.
También los partidos palestinos denunciaron la operación militar y llamaron a intensificar la resistencia contra los ocupantes.
El portavoz del gubernamental movimiento Fatah, Munther Al-Hayek, afirmó que el pueblo defenderá esa mezquita y advirtió a Israel sobre las consecuencias de sus actos.
Mientras, el Frente Democrático para la Liberación de Palestina instó a continuar la lucha contra las tropas israelíes.
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