Esta posibilidad aparece en la encuesta del IMK al examinar el peor de los escenarios posibles.
Insiste el Instituto, en que el 12 por ciento sería el resultado en caso de que los efectos sobre la producción y sobre la demanda sean especialmente fuertes.
Para la posibilidad de efectos menos contundentes el golpe al PIB germano podría estar en una caída del 3,2 por ciento.
El estudio, realizado por el economista Tom Krebs, de la Universidad de Mannheim (suroeste del país), contempla dos escenarios.
Para la primera variante tuvo en cuenta la interrupción del suministro con efecto sobre la producción que llevaría a corto plazo a una caída de entre el 3,2 y el ocho por ciento.
En un escenario más positivo, que parte del presupuesto de que se consigan de manera rápida alternativas al gas ruso, generaría una caída del PIB del 1,2 al tres por ciento.
A ello hay que agregar efectos sobre la demanda que podrían llevar al PIB en baja del dos al cuatro por ciento.
Además, una interrupción inmediata de los suministros causaría daños a largo plazo pues reduciría el potencial productivo y debilitaría los pilares del crecimiento.
El estudio también advierte la posibilidad de fuertes repercusiones sobre el mercado laboral, y un aumento del paro que difícilmente podría compensarse con instrumentos habituales como la jornada reducida subvencionada.
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