Un análisis publicado este lunes en el sitio Antiwar.com señala que los líderes de ambos partidos apoyan la guerra y abogaron por elevar la cantidad de fondos propuesta por la Casa Blanca para continuar el suministro de armamento a la nación europea ante la operación militar de Rusia.
Esos gastos tienen lugar en un momento en que la inflación en Estados Unidos subió al mayor nivel de los últimos 40 años, muchos estadounidenses enfrentan problemas financieros, y existen dificultados en suministros claves, indica el artículo firmado por Ryan Costello.
El autor precisó que en armas para Kiev el gobierno norteamericano ya gastó en tres meses 54 mil millones de dólares (sin contar todo el dinero dedicado a actividades de espionaje), una cantidad superior al presupuesto gastado por las tropas del Pentágono en Afganistán en un año entero.
Dichas sumas van a empresas como Raytheon, Lockheed Martin, General Dynamics, y otros mercaderes de la muerte que conforman el complejo militar industrial y se benefician con conflictos bélicos que destruyen países y sociedades enteras, manifestó.
Sin embargo, -advirtió- a pesar de utilizar con esos fines el dinero de los contribuyentes estadounidenses, ninguno de los llamados demócratas progresistas se opuso al envío de armas a Ucrania, lo cual no sorprende, pues se manifiestan de forma similar ante los conflictos en Palestina, Yemen y otros territorios.
Con este proyecto de ley tratan tanto de llenar los bolsillos del complejo industrial militar como de sacrificar a Ucrania para debilitar a Rusia como rival de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sentenció Costello.
Para el analista, con aliados así en el Congreso, ¿quién necesita enemigos? y critica al Partido Demócrata por sus esfuerzos para azuzar el conflicto en Europa.
Las opiniones de Costello llegan en un momento en que el Senado intenta aprobar otro paquete de ayuda militar, de 40 mil millones de dólares, postergado el pasado jueves, cuando el senador republicano Rand Paul se opuso a ampliar el apoyo a las fuerzas ucranianas ante los problemas económicos internos.
Esa opinión un tanto disonante no empaña el amplio apoyo bipartidista a la guerra y a la prolongación del conflicto, ni significa un rechazo al financiamiento, sencillamente los nuevos fondos tendrán que pasar por un proceso más lento del esperado.
Cuando la crisis ucraniana supera los dos meses, la posibilidad de una salida negociada parece cada vez más lejana, advierten observadores que señalan a Estados Unidos por su estrategia centrada en escalar el enfrentamiento bélico y las sanciones económicas contra Rusia.
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