Según la lista de ganadores, la Resistencia islámica libanesa sumó 16 puestos, incluidos tres diputados aliados; mientras, Amal obtuvo 15 asientos para consolidar su liderazgo dentro del bloque chiita.
En el bando cristiano la Corriente Patriótica Libre alcanzó 21 puestos en el órgano legislativo, más los tres del partido armenio Tashnaq, para aventajar a su principal rival, las Fuerzas Libanesas, que obtuvieron 18 escaños y no pararon de presumir de una victoria aplastante desde la noche del pasado domingo.
La votación respaldó a 13 candidatos independientes y 15 de la sociedad civil, la mayoría de ellos surgidos con el estallido social de otoño de 2019.
De las fuerzas tradicionales el Partido Socialista Progresista ganó nueve escaños, los exintegrantes del Movimiento Futuro sumaron seis, los Falangistas añadieron cinco; mientras, el Movimiento Independencia, la Corriente Marada de Frangie y la Asociación de Proyectos Benéficos Islámicos alcanzaron dos, respectivamente.
Con un escaño aparecen la Organización Popular Nasserista, el Partido Nacional Liberal, el Grupo Islámico y el Partido Unión.
De acuerdo con conocedores de la situación en Líbano y Medio Oriente, el clima político se despejará en los próximos días con la formación de los bloques parlamentarios y las alianzas.
El domingo pasado el 41 por ciento de los cerca de cuatro millones de libaneses inscritos en el padrón electoral ejercieron su derecho constitucional, ocho puntos por debajo de los votantes en 2018.
Líbano reconoce 18 confesiones de fe y el pacto nacional para la independencia de Francia en 1943 estableció que el presidente de la República debe ser cristiano maronita, el primer ministro musulmán sunita y el titular del parlamento chiita, y así sucesivamente con los otros cargos.
Sin embargo, el acuerdo de Taif de 1989, que puso fin a la guerra civil (1975-1990), estableció una fórmula de reparto del poder basada en cuotas que otorga a cada una de las grandes comunidades religiosas (musulmana y cristiana) 64 puestos en el parlamento.
El sábado entrante el actual congreso cesará su mandato y el reto para el sistema político lo constituye la formación del nuevo gobierno, así como la elección del titular del legislativo y del presidente de la República (octubre).
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