Con este enfoque la nueva Ley de Finanzas aspira a reducir la brecha entre las inversiones realizadas en el marco de lo público y el crecimiento económico, además de priorizar los proyectos reales que cumplan con los criterios establecidos por las leyes, a diferencia de años anteriores cuando una idea “retenía” el presupuesto, subrayó el titular a una radio local.
Entre otros aspectos también contemplan la reducción de los gastos de funcionamiento del Estado, disminución de la plantilla de los servicios públicos, así como la aplicación del decreto que revisa el umbral de adjudicación de los contratos públicos, lo cual constituyen herramientas vitales para impulsar la racionalización y favorecer las economías de escala.
A poco más de cuatro meses de abrir el nuevo año fiscal, Boisvert reconoció que la elaboración del presupuesto nacional a adoptarse en octubre debería estar en su etapa de finalización, sin embargo, los acontecimientos sociopolíticos y climáticos son trabas para respetar el calendario.
No obstante, pidió a los organismos encargados redoblar esfuerzos para concluir la Ley de Finanzas capaz de responder a los objetivos fijados por el Gobierno de Ariel Henry.
Haití experimentó tres años consecutivos de declive económico, a lo cual se sumó la pandemia de la Covid-19 y el terremoto de agosto en la zona sur del país que dejó pérdidas valoradas en más de mil millones de dólares.
Recientemente, las autoridades expresaron sus intenciones de promover un modesto repunte económico, mientras en paralelo destinan al menos tres mil tres mil millones de gourdes (unos 28 millones de dólares) para programas sociales.
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