En la octava reunión de diálogo entre los comuneros y el primer ministro, Aníbal Torres, y los titulares de Energía y Minas, Carlos Palacios, y de Comercio Exterior, Roberto Sánchez, en la comunidad de Pumamarca, tampoco dio resultado.
Los labriegos exigieron que el Gobierno logre que la empresa transnacional MMG, que explota el gran yacimiento de cobre de Las Bambas, en la región surandina de Apurímac, cumpla lo que consideran obligaciones pendientes.
Torres hizo un largo llamado al diálogo como vía para superar discrepancias y llamó a los comuneros a no apelar a formas violentas de protesta como la destrucción de instalaciones de la mina porque eso es delito, lo cual obliga a la intervención policial.
Les pidió que abandonen los terrenos de la empresa entregados por los campesinos a MMG a cambio de nuevas tierras y otras compensaciones, como condición para atender el reclamo de la comunidad de levantar el estado de emergencia en la zona.
Los comuneros rechazaron la propuesta de retirar esas medidas de presión y abuchearon a Torres, quien se disculpó por tener que retirarse a atender otras urgencias de Estado y dejar a los ministros Palacios y Sánchez a cargo de las conversaciones.
El anuncio exacerbó los ánimos y aumentó los gritos de protestas de los campesinos, que abandonaron el campo de fútbol escenario de la reunión, ante lo cual los ministros se retiraron junto a Torres.
Entretanto, trabajadores de la mina Las Bambas marcharon en las calles de Lima y la ciudad surandina de Cusco para reclamar la solución del conflicto ante la posibilidad de perder sus empleos.
Durante su discurso, el primer ministro advirtió que si ocurre tal ruptura, MMG podrá demandar a Perú por daños y perjuicios y exigir una cuantiosa indemnización.
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