El jefe de la entidad castrense Mijaíl Mizíntsev detalló según reporte de la agencia de noticias TASS que el plan del régimen de Kiev tiene como objetivo culpar de las víctimas mortales que ocasione la acción armada a las fuerzas rusas. De acuerdo a sus palabras, los combatientes de los batallones nacionalistas pretenden atacar el territorio fronterizo ruso desde una zona residencial con la finalidad de provocar fuego de respuesta contra las viviendas con personas retenidas en su interior.
Mizíntsev argumentó la víspera que tal «acción cínica» organizada por las autoridades ucranianas sería utilizada para acusar al Ejército ruso de supuestos «ataques indiscriminados» dirigidos contra los civiles, que pasarían a divulgarse ampliamente a través de los medios occidentales y ucranianos, así como de los recursos de Internet.
Ante esta nueva escenificación, el jefe militar reiteró que como parte de la operación especial los efectivos rusos «tratan a los civiles con humanidad y no apuntan a las infraestructuras civiles», a diferencia de los combatientes ucranianos, que las usan para albergar unidades militares y armamentos.
«Al mismo tiempo, no se habla de ninguna evacuación de civiles de estas instalaciones, miles de personas están retenidas por los nacionalistas como escudos humanos», denunció.
Mizíntsev precisó que en varias localidades de la autoproclamada república popular de Donetsk las Fuerzas Armadas de Ucrania ocuparon las guarderías y colegios para equipar bastiones y desplegar en sus instalaciones armas pesadas, incluida artillería con lanzacohetes múltiples.
Igualmente, aseguró que las tropas ucranianas mantienen a la fuerza en los sótanos a los vecinos de los edificios cercanos, sin agua ni alimentos, con el pretexto de garantizar su seguridad.
Esta nueva provocación tiene como antecedente las imágenes difundidas los primeros días de abril en la ciudad de Bucha, donde se mostraron cuerpos tendidos en las calles, alguno de ellos con las manos atadas, situación de la que se pretendió culpar a los soldados rusos, quienes se había retirado de la zona cuatro días antes de la publicación de las fotos.
El asesor de la oficina del presidente de Ucrania, Mijaíl Podoliak, declaró que los civiles «estaban desarmados» y que «fueron matados a tiros por los soldados rusos».
Ante esta acusación el Ministerio de Defensa de Rusia calificó las imágenes de «provocación» y de «escenificación» de las autoridades ucranianas «para los medios de comunicación occidentales», a la vez que solicitó una investigación para demostrar la falsedad del montaje. jcm/odf