Los intensos combates en la localidad de Nyragongo y áreas aledañas forzaron a esas personas a huir hacia las ciudades de Rugari y Goma, precisó la fuente periodística.
En medio de la compleja situación de inestabilidad predominante en este territorio, una de las desplazadas, Aline Mundozi, pidió en un mensaje al presidente del país, Félix Tshisekedi, que busque alternativas para salir de la prolongada guerra entre las tropas gubernamentales y los insurgentes.
Autoridades congoleñas denunciaron en reiteradas ocasiones que los combatientes del M-23, los cuales operan en zonas norteñas de este territorio fronterizas con Ruanda, son respaldados por el Ejército de ese vecino Estado, acusaciones que rechazó el gobierno de Kigali.
Meses atrás, el Ministerio de Defensa de la República Democrática del Congo (RDC) comunicó que el ente rebelde perdió importantes áreas ocupadas, entre ellas la ciudad de Ruthsuru.
El este de Congo Democrático es azotado desde hace más dos décadas por la violencia de agrupaciones armadas, pese a la presencia de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas, organismo de paz que tiene desplegados en este país unos 13 mil efectivos.
Tales entes irregulares persisten en su propósito de controlar extensas demarcaciones en la RDC, ricas en recursos minerales, como oro.
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