Los participantes de la llamada Marcha de las Banderas son un grupo de fanáticos que recibieron la aprobación del Gobierno del primer ministro Naftali Bennett, afirmó el legislador al Canal 13.
“La bandera israelí en Bab al-Amud (como los árabes conocen la Puerta de Damasco en la Ciudad Vieja) es una bandera de ocupación”, subrayó.
El ministro israelí de Seguridad Pública, Omer Barlev, otorgó la pasada semana luz verde al recorrido tradicional que atraviesa esa puerta y pasa por el barrio musulmán hasta llegar al llamado Muro Occidental o de los Lamentos, el lugar más sagrado del judaísmo.
Durante la marcha celebrada en 2021 las autoridades de Tel Aviv cambiaron la ruta ante el incremento de las tensiones con los palestinos.
Hace unos días el legislador árabe-israelí Ayman Odeh también cuestionó el evento al estimar que es solo una excusa de los sectores ultranacionalistas para incendiar el área y causar disturbios en las calles.
En similar sentido se pronunció la diputada Aida Touma-Sliman, quien consideró la marcha “una celebración nacionalista de incitación y quema”.
Varios funcionarios de alto rango del gobierno palestino advirtieron sobre las consecuencias de esa celebración ultranacionalista.
Por su parte, las milicias amenazaron con una escalada si Israel mantiene la ruta, que consideraron una provocación.
Cada año los palestinos que viven en la zona deben encerrarse en sus casas y paralizar la vida comercial y económica por los ataques físicos y verbales de los marchistas, según numerosas denuncias.
El ejército israelí ocupó la zona oriental de la metrópoli en 1967, y desde entonces mantiene bajo su control el territorio pese a las resoluciones del Consejo de Seguridad.
De hecho, en 1980 las autoridades del país declararon a toda la urbe como la capital eterna e indivisible, una postura rechazada por la comunidad internacional.
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