Analistas de esa institución prevén que el crecimiento del Producto Interno Bruto global se reducirá al 2,3 por ciento desde el 4,6 por ciento proyectado con anterioridad, con énfasis en Estados Unidos, la zona euro y Japón, en tanto fijaron una desaceleración de la economía china al 3,5 por ciento frente al 5,1 estimado previamente.
En sus estimaciones también señalaron que los flujos de capital hacia los mercados emergentes se reduzcan en un 42 por ciento, en comparación con el pasado año, una caída que debe producirse en la segunda mitad del año.
Sobre esa base los expertos del IIF afirmaron que es mayor el riesgo de recesión, ya que se espera que el crecimiento real se estanque pues la debilidad es generalizada, por lo cual habrá una notable disminución de los flujos de no residentes hacia los mercados emergentes.
Aseguraron que la ola de la variante Ómicron del coronavirus SARS-Cov-2 en China es más perturbadora de lo previsto y se cobrará un precio sustancial en el crecimiento y los movimientos financieros.
Para otras regiones como América Latina, el IIF auguró un comportamiento más favorable y ligeramente rápido por los altos precios de las materias primas.
Esa asociación empresarial mundial de instituciones financieras también pronosticó un elevado riesgo de inseguridad alimentaria global, dada las prohibiciones de exportación de productos agrícolas desde Rusia y la interrupción de la siembra y la cosecha en Ucrania, con las mayores afectaciones para Oriente Medio y África.
Según el IIF los países asiáticos están menos expuestos al impacto de los precios de los alimentos ya que sus dietas dependen más del arroz, cereal con cotizaciones relativamente bajas en los últimos años, por lo cual en general son menos afectados por la inflación mundial de los alimentos.
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