Según el diario The New York Times, el mandatario viajará al reino saudita para acabar con el estatus de “paria” que definió el mandatario hacia Riad por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en octubre de 2018.
Luego de aparentes tensiones entre sauditas y estadounidenses, ahora la Casa Blanca espera pasar la página en función de sus intereses nacionales y reconstruir las relaciones para intentar bajar los precios del gas y aislar a Rusia.
Aunque no existe un anuncio oficial de la gira de Biden, el Times informó que el presidente tiene previsto añadir la visita a un viaje previamente programado a Europa e Israel, según dijeron funcionarios de la administración, que pidieron el anonimato porque el viaje no se había anunciado formalmente.
Durante su parada en Riad, se reunirá con el príncipe heredero Mohammed bin Salman, considerado responsable del asesinato, así como con los líderes de otras naciones árabes, entre ellas Egipto, Jordania, Irak y los Emiratos Árabes Unidos.
La visita representa el triunfo de la realpolitik sobre la indignación moral, según los expertos en política exterior.
Tras la invasión rusa de Ucrania, Biden considera necesario cortejar a otros productores de energía para sustituir el petróleo de Moscú y estabilizar los mercados mundiales. Sin embargo, este jueves el grupo de países productores de crudo denominado OPEP Plus, liderado por Riad, anunció que aumentaría modestamente la producción en julio y agosto, lo cual al parecer no cumple con las expectativas de Washington.
Los funcionarios estadounidenses, indico el Times, esperan que hagan más en otoño, pero puede que no sea suficiente para bajar los precios en los surtidores antes de las elecciones al Congreso de noviembre.
En los últimos meses, el gobierno de Biden ya intensificó la cooperación con Arabia Saudí en una serie de cuestiones, en particular para tratar de poner fin a la guerra de ocho años dirigida por los saudíes en el vecino Yemen.
Para Washington la monarquía árabe siempre fue un socio necesario en la región del Medio Oriente, más cuando empeña esfuerzo en apuntalar a Israel y sus relaciones con otras naciones del área para enfrentar el reto que representa Irán a sus planes hegemónicos.
La visita acentúa la supeditación de las manidas políticas de derechos humanos a sus presuntos intereses de seguridad nacional, estiman analistas políticos y de los mercados petroleros.
Sin embargo, la industria petrolera rusa en el mercado mundial es demasiado grande y fundamental para restringir su total exportación como pretende la Casa Blanca.
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