Durante un evento organizado por la agencia Kyodo News, el titular de la principal institución financiera nipona, enfatizó en que no vacilará en su agresiva relajación monetaria para apoyar la economía y garantizar un crecimiento salarial más sólido.
El pasado mes de abril y por primera vez en siete años, el índice de precios al consumidor en Japón sobrepasó por 0,1 puntos la meta favorable del 2,0 por ciento establecida por el BOJ con vistas a la revitalización de la economía, aunque Kuroda subrayó que el objetivo sigue sin cumplirse.
El aumento estable a este ritmo de crecimiento implicaría mayores ganancias y salarios de las empresas, pero a juicio de los expertos los motivos que elevaron el nivel de inflación no son garantías de sostenibilidad.
En otras palabras, Japón enfrenta una subida acelerada de los precios al consumidor que no es directamente proporcional a la de los sueldos y por tanto los japoneses se enfrentan a un encarecimiento del costo de la vida.
El BOJ evita subordinar su política monetaria a emergencias temporales, en una estrategia opuesta a la adoptada por sus pares estadounidense y europea, que precipitó la caída del yen frente al dólar y el euro debido a la brecha cada vez mayor en las tasas de interés.
La devaluación de la moneda nacional encarece aún más los costes de importación que, unido a la subida de los precios del petróleo y las materias primas, devienen las principales causas de la inflación interna.
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