Unas 100 especies, entre las cuales figuran la cigüeñuela y el charrán chico (ambas en peligro de extinción), anidan en los campos de juncos y el suelo pedregoso que rodea el territorio situado en la bahía de Osaka, reseñó el periódico Asahi Shimbun.
La Sociedad de Aves Silvestres de Japón pidió al gobierno de la prefectura que tome medidas para preservar el ecosistema, ante el impacto del trabajo de ingeniería del suelo que ejecuta la Oficina de Puertos de Osaka, así como las obras posteriores.
Según los planes constructivos, la zona de los humedales se cubrirá pronto con hormigón para crear un área llamada Water World con vistas al importante evento de 2025.
A propósito, el rotativo precisó que en marzo del pasado las filiales niponas de la Sociedad de Conservación de la Naturaleza, el Fondo Mundial para la Naturaleza y la Sociedad de Aves Silvestres solicitaron por escrito un rediseño del proyecto y una auditoría a los métodos de trabajo.
El documento exigió respetar las marismas de mareas, en aras de garantizar el regreso de las aves después de la exposición.
También el presidente de Nature Osaka, Yoshihiro Natsuhara, instó a una reelaboración del diseño de Water World, en tanto esta área quedará fuera del alcance del público, por lo cual “conservar los humedales tal como están no representaría un obstáculo para la exposición y permitiría que las aves silvestres vivieran allí”.
El alcalde de la ciudad de Osaka, Ichiro Matsui, rechazó la auditoría y pidió comprensión, en tanto recalcó que los organismos involucrados en las labores constructivas hacen su trabajo “de tal manera que se preserve el medio ambiente”, citó el Asahi.
No obstante, los activistas aseveran que el posible impacto de las obras de ingeniería en la vida silvestre de Yumeshima contradicen el propósito declarado de la exposición de crear una sociedad hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
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