La normativa está vigente de la ocupación de Cisjordania desde 1967, pero requiere que sea ratificada cada cinco años en la Knesset (legislativo).
En un intento por salvar la alianza en el poder, diputados árabes y de izquierda respaldaron al proyecto en el hemiciclo, aunque se oponen a él por considerarlo una violación de los derechos del pueblo palestino.
En otra evidente paradoja, la oposición de derecha también cambió su voto histórico al rechazar en esta ocasión el plan con el fin de derribar al primer ministro Naftali Bennett.
No obstante, la prensa nacional coincide en la aprobación del proyecto en las próximas semanas antes de que expire el 30 de junio venidero pues los ultraconsevadores evitarán llegar a la fecha límite.
Las divisiones en la coalición gubernamental volvieron a salir a flote cuando una diputada de izquierda y otro árabe rechazaron la ley.
Aunque la derrota no obliga a nuevas elecciones, si podría cambiar el entorno político israelí de confirmarse las amenazas el ministro de Justicia y dirigente de Nueva Esperanza, Gideon Saar, de abandonar la coalición.
El político dejó entrever que su facción abandonaría la misma si el plan no era aprobado.
Según diversos medios de prensa nacionales, Saar mantiene conversaciones con el Likud, principal formación opositora, dirigida por el ex jefe de Gobierno Benjamin Netanyahu.
Ambas agrupaciones defienden posturas ultraconservadoras, pero las diferencias entre los políticos las mantiene en campos diferentes.
Considerado un halcón, Saar abandonó el Likud hace dos años para fundar Nueva Esperanza debido a sus enfrentamientos con Netanyahu.
La alianza perdió la mayoría legislativa el 6 de abril último por la decisión de la diputada ultraderechista Idit Silman de sumar su voto a la oposición.
El Gobierno está integrado por agrupaciones de ultraderecha, centro, islamista, izquierda, todas unidas en su rechazo a la vuelta al poder de Netanyahu, quien dirigió el país durante 15 años, 12 de ellos de forma ininterrumpida.
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