Por medio de un comunicado publicado anoche, el titular destacó que las agresiones a lugares de culto son abominables y expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y al Gobierno y el pueblo de esa nación africana.
Guterres también manifestó una pronta recuperación a los heridos e instó a las autoridades nigerianas a que no escatimen esfuerzos para llevar a los perpetradores ante la justicia.
El 5 de junio, al menos 50 personas murieron tras un ataque ejecutado por hombres armados en la iglesia católica de San Francisco Javier de la localidad nigeriana de Owo, al sur de ese territorio.
Los perpetradores arremetieron contra la población y secuestraron a un sacerdote y a otros feligreses, según declaraciones de testigos divulgadas por el portal de noticias Nigerian Tribune.
También se reportaron explosiones en el interior del recinto religioso y disparos contra los transeúntes que se encontraban en las inmediaciones.
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