La entidad recordó los primeros pasos de Lamming en su sede en 1968 y el intercambio sostenido durante más de 40 años gracias a su gestión y afán de crear alianzas entre los países caribeños.
Los archivos del centro son testigos de su trabajo en beneficio de la cooperación regional y de la amistad que sostuvo con otros grandes intelectuales de la isla como Roberto Fernández Retamar, Mariano Rodríguez, Nancy Morejón, Emilio Jorge Rodríguez y Yolanda Wood.
La institución atesora con celo artículos del escritor, declaraciones y fotografías de los encuentros donde estuvo y muchas de sus obras que vieron la luz en inglés y/o español en el Fondo Editorial Casa de las Américas.
El Primer Encuentro de Escritores Latinoamericanos en 1975, la publicación de su cuento “Lobos de la misma camada” en el número 91 de la revista Casa y luego de “En una boda en primavera” en la edición 102 de 1977 evidencian tales aseveraciones.
Lamming integró, además, el jurado del Premio Literario Casa de las Américas en el apartado de Literatura Caribeña en Inglés en 1976 y, tres años más tarde, asistió al Simposio sobre Identidad Cultural Caribeña organizado en el marco del Carifesta.
En un artículo publicado en el portal digital La Ventana, se nombran las acciones protagonizadas por el barbadense en el lugar del que fue aliado y en una época fructífera en materia de relaciones e intercambio cultural.
Su trabajo hizo posible en los años 80 la celebración anual de las conferencias sobre soberanía cultural en Granada y, a la vez, la presencia de los delegados del Caribe hispano y de habla inglesa en el evento.
La última actividad que enumeró la entidad regional junto al literato fue la conmemoración por su cumpleaños 80, que incluyó la entrega del título Doctor Honoris Causa de la Universidad de La Habana.
«La Casa era desde entonces lo que yo llamo una casa de reconciliación, (…) estaba designada a unir todos los elementos y todas las dimensiones de esta región, que de otro modo no hubieran convergido(…)», dijo Lamming en ese momento.
Con esas palabras recordó el centro su legado, comprometido a que no muera nunca y agradecido por «haber sido cuenco para que germinaran tantos proyectos, tantas ideas, tantos sueños».
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