Las fuertes precipitaciones que desde la semana anterior se reportaron primero en el occidente del archipiélago y posteriormente en provincias de la región central, dejaron un saldo de cuatro fallecidos, miles de personas evacuadas, cientos de viviendas dañadas o destruidas e importantes pérdidas en la agricultura.
Ocasionadas por una extensa zona de bajas presiones en el sureste del Golfo de México, las lluvias alcanzaron en pocas horas en numerosos puntos de la geografía cubana un acumulado superior a los 200 milímetros, lo que causó el desbordamiento de ríos e inundaciones en áreas rurales y urbanas.
De inmediato, las autoridades nacionales y territoriales, la Defensa Civil, las organizaciones sociales y sindicales y pobladores se dieron a la tarea a lo largo de esta semana de procurar restañar en el menor tiempo posible las afectaciones.
Los trabajos se concentran en la reparación de la planta habitacional que sufrió daños, brindar ayuda a las personas que perdieron sus pertenencias y redoblar labores en la agricultura salvando las cosechas afectadas por el exceso de agua o resembrando con cultivos de ciclo corto las hectáreas perdidas, para garantizar la alimentación a la población.
No obstante, las lluvias aportaron millones de metros cúbicos de agua en la extensa red de embalses del país construida en las décadas de 1960 y 1970 y muchas de cuyas presas se encontraban por debajo del 50 por ciento de su capacidad tras una larga temporada de sequía.
En el plano internacional y contra todo pronóstico de los anfitriones de la denominada IX Cumbre de las Américas finalizada este viernes en la ciudad estadounidenses de Los Ángeles, la necesidad de acabar el bloqueo mantenido por Washington a Cuba por más de 60 años y reforzado al límite, fue uno de los temas más planteados por los participantes.
También fue ampliamente rechazada por la mayoría de los dignatarios asistentes la exclusión arbitraria por Estados Unidos de los presidentes de Cuba, Nicaragua y Venezuela de participar en el encuentro.
Ambos temas desbordaron los salones de la reunión hemisférica y calaron hondo en los ambientes de la Cumbre de los Pueblos, cuyos participantes llevaron hasta las calles de Los Ángeles las denuncias y el repudio a la exclusión también de los representantes de la sociedad civil cubana, que se vieron imposibilitados de asistir.
No obstante estos estuvieron presentes en foros y conferencias, a través de videoconferencias desde la isla, en las cuales denunciaron la flagrante violación de los derechos humanos de todo un pueblo que constituye la guerra económica de Estados Unidos contra la isla.
Precisamente, en un mensaje audiovisual enviado a los participantes del evento que desarrollaron organizaciones progresistas en paralelo a la IX Cumbre de las Américas, el presidente Miguel Díaz-Canel expresó que la solidaridad provocó que la reunión de mandatarios no fuera lo que sus auspiciadores pretendían.
Consideró que la solidaridad no es sólo un principio inseparable de la práctica revolucionaria. “Es el arma más formidable para quienes creemos en el poder de las masas”, dijo, y puntualizó que la lucha de estos pueblos es precisamente contra la Doctrina Monroe que sigue siendo guía y enfoque político de los Estados Unidos para la región.
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