La pesquisa interna de ese cuerpo sobre la conducta de los uniformados que arremetieron contra el cortejo fúnebre de la comunicadora Shireen Abu Akleh no es más que una cortina de humo para ocultar el crimen y proteger a los perpetradores de la rendición de cuentas, denunció la cancillería palestina en un comunicado.
Dicha acción también está diseñada para ocultar la verdad sobre el asesinato extrajudicial de Abu Akleh y eludir las presiones internacionales que legítimamente se ejercen sobre las autoridades de ocupación para abrir una indagación justa y transparente sobre ese crimen, apuntó.
El Ministerio de Asuntos Exteriores y Expatriados responsabilizó “directa y totalmente al gobierno israelí, encabezado por el ultranacionalista Naftali Bennett, por el asesinato de Abu Akleh”.
Los principales medios de comunicación israelíes se hicieron eco este jueves de la negativa del cuerpo policial de divulgar los resultados de la pesquisa interna.
Una fuente reveló al diario The Times of Israel que ningún oficial será reprendido por esos hechos.
Esa institución abrió una investigación interna tras la ola de críticas internacionales contra la actuación de los uniformados el 13 de mayo último, cuando cargaron contra el cortejo fúnebre que acompañaba el féretro de la comunicadora en Jerusalén Este.
En esa fecha una considerable fuerza de seguridad israelí acordonó el hospital Saint Joseph, donde reposaba el cuerpo de la reportera a la espera de su funeral y posterior entierro.
Mientras los dolientes cargaban sobre sus hombros el ataúd para llevarlo a una iglesia cercana, los uniformados comenzaron a golpear a los presentes que coreaban consignas contra la ocupación, mostraron decenas de vídeos divulgados en las redes sociales.
Según un informe del Canal 13, el informe policial interno concluyó que el uso de la fuerza, incluidas las granadas de aturdimiento, podría haberse evitado.
Abu Akleh fue asesinada por disparos israelíes cuando cubría una nueva redada de las tropas de Tel Aviv en la ciudad de Jenin, en el norte de la ocupada Cisjordania.
Su muerte conmocionó a los territorios ocupados y provocó una ola de condenas internacionales, incluso de aliados de este país.
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