El gremio radicalizó su huelga y decidió cerrar este miércoles las aulas de la enseñanza primaria y los jardines de infancia en una nueva medida de fuerza contra el Gobierno.Medios de prensa calculan que 1,5 millones de niños fueron afectados por la protesta.
En los últimos tres días los educadores paralizaron sus labores durante dos horas en la mañana para exigir un mejor salario, pero ahora decidieron intensificar sus acciones.
La huelga no afecta a los estudiantes de secundaria porque estos ya terminaron el curso escolar el lunes.
Junto a una mejor remuneración, en el centro de la disputa se encuentran las reformas planificadas por el Ministerio de Finanzas para reducir el poder del Sindicato de Maestros, que permitiría a los directores de los planteles despedir al personal sin la intervención del gremio.
Hemos negociado con los representantes de esa cartera durante seis meses, pero aún no recibimos ni una oferta concreta, afirmó el martes el jefe del sindicato, Yaffa Ben David, en una carta a los docentes.
“Seguiremos luchando por nuestros derechos y por subir los salarios de todos ustedes”, afirmó.
El mes pasado, Ben David advirtió que la erosión gradual de los salarios del sector puso en riesgo de colapso a todo el sistema educativo israelí.
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