En la sede del Palacio Presidencial de Baabda, Miqati presentó ante el mandatario los resultados de los encuentros con los bloques y diputados miembros de la unicameral legislatura con vistas a la designación del gabinete ministerial.
Al terminar las dos jornadas de reuniones en el órgano legislativo, Miqati reconoció la prevalencia del interés nacional en cada planteamiento de los representantes en pos de impulsar la recuperación de Líbano.
El primer ministro reelegido mostró optimismo con vistas a la designación rápida del nuevo Consejo de Ministros en la intención de finalizar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el plan eléctrico y el expediente de la demarcación de las fronteras marítimas.
La realización de las consultas dio continuidad al cronograma electoral que inició el 15 de mayo anterior con los comicios legislativos y constituyen la antesala a la disputa por la carrera presidencial de la República, prevista para fines de año.
El país con costas al Mediterráneo reconoce 18 confesiones de fe y el pacto nacional para la independencia de Francia en 1943 estableció que el presidente de la República debe ser cristiano maronita, el primer ministro musulmán sunita y el titular del parlamento chiita, y así sucesivamente con los otros cargos.
Sin embargo, el acuerdo de Taif de 1989, que puso fin a la guerra civil libanesa (1975-1990), estableció una fórmula de reparto del poder basada en cuotas que otorga a cada una de las grandes comunidades religiosas (musulmana y cristiana) 64 puestos en el Parlamento.
Inflación de 890 por ciento, salario mínimo mensual menor a 25 dólares estadounidenses y 2,2 millones de personas necesitadas de alimentos sitúan en el presente en alerta roja la crisis de Líbano, según cifras de Naciones Unidas.
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