Los educadores decidieron volver a impartir clases en las escuelas los últimos dos días del curso escolar (miércoles y jueves), pero rechazaron la nueva oferta del Ministerio de Finanzas.
Tras una pausa, el gremio paralizó ayer nuevamente sus labores al considerar insuficiente la propuesta de ocho mil 600 sequeles (unos dos mil 500 dólares) mensuales.
Sin embargo, la tensión bajó tras las declaraciones del ministro Avigdor Liberman, quien afirmó que no existe ningún impedimento legal para firmar un nuevo acuerdo salarial con los profesionales.
Las declaraciones de Liberman tienen como telón de fondo la inminente disolución de la actual legislatura de la Knesset (Parlamento), tras lo cual el Gobierno de transición hasta las nuevas elecciones solo tendrá poderes interinos.
La titular de Educación, Yifat Shasha-Biton, respaldó hace unos días a los docentes y llamó al diálogo.
Entiendo la frustración de los maestros, la huelga pudo evitarse si las autoridades de Finanzas hubieran estado dispuestas a conversar, aseguró la funcionaria.
Junto a una mejor remuneración, en el centro de la disputa se encuentran las reformas planificadas por esa cartera que permitiría a los directores de los planteles despedir al personal sin la intervención del gremio con el argumento de facilitar la salida de aquellos con baja calificación y rendimiento.
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