Un comunicado oficial indicó que durante una reunión virtual el viceprimer ministro, Liu He, y la secretaria norteamericana del Tesoro, Janet Jellen, expresaron sus puntos de vista sobre las preocupaciones de cada lado y coincidieron en la importancia de los nexos para la estabilidad global.
“Las partes dijeron que la economía mundial enfrenta graves desafíos y, por tanto, es de vital significado fortalecer la comunicación y coordinación sobre las políticas macroeconómicas entra China y Estados Unidos”, indicó.
Según el texto, refirieron que mantener la estabilidad de la cadena industrial y de suministros a nivel mundial es beneficioso para ambas potencias.
Además, Liu ratificó la inquietud por la permanencia de tarifas adicionales a las exportaciones chinas, las sanciones y el trato concedido por Washington a las empresas de este país.
El viceprimer ministro es el jefe del equipo de Beijing que en los últimos años negoció con Estados Unidos soluciones al conflicto comercial y finalmente en enero de 2020 firmaron la fase uno de un pacto destinado a sepultar la disputa.
Observadores consideran positivo sus contactos con funcionarios de la administración del presidente norteamericano, Joe Biden, aunque ambas potencias mantienen roces en distintos frentes.
El acuerdo comercial de 2020 estableció obligaciones y mecanismos para manejar diferencias respecto a la propiedad intelectual, alimentos y productos agrícolas, impulso del comercio, finanzas, moneda y transparencia, transferencia forzada de tecnología, evaluación bilateral y resolución de disputas.
Resaltó el compromiso de China a hacer importaciones por 200 mil millones de dólares desde Estados Unidos y durante dos años de productos agrícolas y del mar, bienes manufacturados como aeronaves, maquinaria y acero, y artículos del sector energético.
El texto también contempla la prohibición y las sanciones al robo de secretos comerciales y cibernéticos, así como las medidas contra todo tipo de falsificación, piratería y violaciones a los derechos de autor.
Entre otras cuestiones, las dos potencias aceptaron que una puede denunciar a la otra si considera que no respeta lo pactado. De no llegar a un consenso, la queja podrá llegar hasta las máximas autoridades.
Pero no deben aplicarse represalias si se considera que es hecha de «buena fe» y sí podrían abandonar el convenio en caso contrario.
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