Ese día, el evento conocido como terremoto de Sumatra-Andamán mostró la furia de la naturaleza en el océano Índico con olas de más de 30 metros de altura, con un saldo de más de 250 mil víctimas y destrozos en localidades de Indonesia, Tailandia, Sri Lanka, India y Maldivas.
¿Puede el Caribe experimentar un escenario parecido de destrucción y muerte?, la ciencia responde de manera poco alentadora, pero sin alimentar la especulación o el alarmismo, y sí el llamado a los Estados a trabajar en la prevención y la preparación de las comunidades en riesgo.
De acuerdo con la Unesco, organización de las Naciones Unidas también encargada de las ciencias oceánicas, los tsunamis son fenómenos relativamente poco frecuentes, pero sus efectos mortíferos resultan devastadores, con secuelas posteriores en la vida, los medios de subsistencia y el medioambiente durante muchos años.
Prensa Latina dialogó sobre el tema con Bernardo Aliaga, experto líder en tsunamis de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco, quien consideró que la amenaza de ocurrencia de estos eventos en el Caribe no debería ser subestimada.
A su juicio, las respuestas ante tal riesgo son el perfeccionamiento de los sistemas de alerta y el trabajo con las personas para prepararlas, en aras de que puedan reaccionar en los campos de la prevención y la actuación adecuada ante eventuales fenómenos.
Respecto a la primera cuestión, señaló que la región muestra importantes avances, pero en la segunda, insistió en que al igual que otras en el planeta, debe fortalecer la preparación de los seres humanos.
En ese sentido, celebró la iniciativa lanzada por la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, de capacitar con la mira en 2030 al ciento por ciento de las comunidades costeras y vulnerables frente a la amenaza de tsunamis.
Azoulay presentó el ambicioso programa en el contexto de la Conferencia de la ONU sobre los Océanos, acogida por Lisboa, Portugal, a finales de junio
ANTECEDENTES EN EL CARIBE
Aunque solo un 10 por ciento de los tsunamis registrados se produjeron en el Caribe, existen antecedentes que ratifican la importancia de no ignorar la amenaza.
Tenemos antecedentes en la región, donde podrían generar tsunamis algunos terremotos y deslizamientos submarinos, estos últimos más difíciles de predecir, explicó Aliaga.
En el Caribe se conocen fuertes eventos de esta naturaleza, como los de 1692, que destruyó a Port Royal, Jamaica; 1867 en las Islas Vírgenes Británicas, considerado una gran catástrofe, y 1946 en Samaná, República Dominicana.
El de Port Royal fue desencadenado por un deslizamiento submarino muy grande, un fenómeno poco usual y por tanto menos estudiado, recordó el experto.
Ante la pregunta de cuál sería la explicación para que en las últimas décadas la región caribeña no lidiara con tsunamis de impacto significativo, Aliaga mencionó la separación de las placas, que se juntan en la zona a una velocidad menor que en otras más peligrosas, como el norte de Chile, el sur de Perú, Sumatra o Japón.
Las placas se juntan y acumulan energía, la cual en el algún momento se debe liberar, y en el Caribe eso ocurre a un ritmo de entre cuatro y ocho milímetros por año, mientras en las citadas entre 10 y 14, precisó.
Según el especialista, en la región se encuentran fallas importantes, como la que pasa por Puerto Plata y Santiago de los Caballeros, la cual se prolonga bajo el mar entre Jamaica y Cuba.
EL CARIBE SENSIBILIZADO
Un paso clave frente a cualquier peligro es reconocer su existencia, y en ese sentido el Caribe asume la percepción del riesgo que representan los tsunamis, lo cual le permite abordar aspectos como la prevención.
En marzo de este año, más de 400 mil ciudadanos, activistas y autoridades de 32 países y territorios participaron en el ejercicio Caribe Wave 22, destinado a comprobar los planes nacionales y locales de respuesta a tsunamis en la región.
La Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco resaltó la nueva versión de la iniciativa anual, que permite potenciar la coordinación entre los Estados y las instituciones mediante simulacros.
En sus declaraciones a Prensa Latina, Aliaga reconoció el nivel de sensibilización alcanzado en el Caribe y las acciones en curso ante la amenaza.
Creo que los caribeños están sensibilizados, al igual que en las islas del Pacífico Sur y en otras partes, lo cual constatamos en los foros intergubernamentales, comentó.
De acuerdo con el especialista, Cuba es uno de los países que trabaja en el fortalecimiento de los sistemas de alerta y en la preparación de la población.
Tenemos contacto con instituciones como el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas y el Instituto de Oceanología, que laboran en el importante tema junto con la Defensa Civil, abundó.
Aliaga señaló que en el oriente de la mayor de las Antillas, frente a Haití, existe riesgo de terremotos, y alguno de ellos pudiera ocasionar un tsunami.
También está en el Caribe la amenaza de los deslizamientos submarinos, eventos menos predecibles, insistió.
Respecto al cambio climático, manifestó que situaciones como el calentamiento global y la elevación del nivel del mar multiplican el efecto destructor de los tsunamis, por lo que reiteró el llamado de Naciones Unidas a actuar sin demora en la protección del planeta y sus habitantes.
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*El autor es corresponsal jefe de Prensa Latina en Francia.
