Sánchez lanzó el martes una serie de iniciativas que luego defendió en sus intervenciones la víspera.
Por un lado, despertó apoyos y entusiasmo en sus socios, y de otro, críticas del opositor Partido Popular (PP) y toda el ala conservadora del país ibérico.
Los medios locales y numerosos analistas consideran que el jefe del Ejecutivo se puso el traje más a la izquierda de la propia socialdemocracia de su partido (PSOE, socialista), para contentar al bloque que lo acompaña en la Moncloa de Unidas Podemos.
Sánchez adelantó que introducirá impuestos extraordinarios temporales a las compañías eléctricas y las instituciones financieras, que deberían generar siete mil millones de euros de dólares) de ingresos en 2023 y 2024 y ayudar a los españoles a lidiar con la inflación.
Argumentó que se establecerán impuestos a «las grandes entidades financieras, que ya se están empezando a beneficiar de las subidas de tipos de interés».
Sus propuestas y varias más llegan al proceso de deliberaciones en el parlamento, en el cual cada grupo partidista podrá presentar o defender hasta 15 iniciativas en el lapso de 15 minutos.
En todo caso, las votaciones no tendrán lugar hasta el cierre del pleno durante una jornada que se prevé será muy extensa.
La Ley de Memoria Democrática o la reforma para elegir a los magistrados que le corresponde designar en el Tribunal Constitucional (bloqueada hasta ahora por el conservador PP), y varias del ámbito institucional, económico y social, estarán en el candelero.
Por supuesto, los socialistas, grupo mayoritario en el órgano legislativo, y sus socios, darán prioridad a las propuestas de Sánchez, como los impuestos a la banca y las compañías eléctricas.
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