Su director ejecutivo, Pierre Espérance, precisó que al menos 160 personas sufrieron heridas y la mayoría de las víctimas son civiles, en especial mujeres y niños.
Las cifras representan un aumento del 337 por ciento de los fallecidos y del 216 por ciento de los lesionados con respecto al informe del pasado miércoles, cuando la organización denunció 89 asesinatos y 74 heridos.
De acuerdo con Espérance, los enfrentamientos se intensificaron este fin de semana entre las pandillas del G-9 y aliados y sus rivales de Ti Gabriel que iniciaron las hostilidades el 8 de julio.
Los grupos se disputan el control territorial de Cité Soleil, un extenso barrio pobre de Puerto Príncipe, de donde miles de personas tuvieron que huir para evitar perecer en el fuego cruzado.
Espérance culpa al Gobierno actual de proporcionar armas a la federación G-9 para garantizar el control de área con vistas a unas posibles elecciones.
Según el defensor de los derechos humanos, esta estrategia comenzó bajo la administración del asesinado presidente Jovenel Moïse y continúa con el primer ministro Ariel Henry.
Un reporte de Naciones Unidas divulgado el sábado deploró que entre el 8 y 12 de julio 234 personas murieron o fueron lesionadas por el conflicto de las bandas y recibieron numerosas denuncias de violencia sexual.
El informe del Alto Comisionado para los Derechos Humanos lamentó que la mayoría de las víctimas no está directamente relacionada con los grupos armados, sino que fueron blanco de los pandilleros.
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