Con el empleo de un avión no tripulado, Estados Unidos mató al líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, según anunció el presidente Joe Biden, divulgó la agencia Pajhwok.
El vocero Zabihullah Mujahid dijo en una serie de tuits que al principio se sospechó se trataba de una explosión, pero las investigaciones de las agencias de seguridad e inteligencia mostraron que el ataque fue realizado por un dron estadounidense, indicó el portal Ariana News.
Mujahid apuntó que este comportamiento muestra la repetición de las experiencias fallidas de Estados Unidos en los últimos 20 años y va en contra de los intereses de Afganistán y de la región.
Indicó el portavoz talibán que esta acción dañará gravemente las relaciones entre ambas partes y tendrá malas consecuencias.
Entre tanto, Biden confirmó el lunes durante una comparecencia televisada desde la Casa Blanca la muerte del cabecilla de la organización terrorista Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, por medio de un ataque con drones en Afganistán.
Dijo que la operación se realizó el fin de semana por orden suya y por el tono que empleó al explicar el acto recordó el momento en que el republicano George W. Bush lanzó hace dos décadas la guerra global contra el terrorismo.
Al propio tiempo, prometió impedir que Afganistán se convierta en un «refugio seguro» para los terroristas, la misma retórica utilizada hace 20 años por la Casa Blanca para invadir la empobrecida nación centroasiática tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El anuncio de Biden ocurrió semanas antes del primer aniversario de la caótica retirada de las tropas estadounidenses de territorio afgano, que marcó el fin de la guerra más larga y costosa de Washington, de más de dos billones de dólares del contribuyente según la Universidad Brown.
Afganistán está en peores condiciones económicas, sociales y sanitarias después de la salida de las tropas de Estados Unidos, con una gran parte de la población padeciendo hambre, pese a poseer el país abundantes recursos naturales, entre ellos tierras raras, oro y litio.
La crítica situación humanitaria está marcada por una intensa sequía que mermó la producción agrícola y aumentó el peligro de hambruna, además de la carencia de agua.
También, la población afgana enfrenta las sanciones impuestas por Estados Unidos y Occidente, que recortaron miles de millones de dólares en ayuda al desarrollo, a lo cual se sumó un reciente terremoto, que causó miles de muertos y heridos.
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