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Brasil retomará su curso hacia el progreso con Lula al timón (III)

Bolsonaro-Lula-y-Dilma
Connecticut, EEUU. (Prensa Latina) En la segunda parte de este artículo, vimos los factores de historia, población, ingresos, etnicidad, regiones, otros comparables, el rol de los militares y su desempeño en las pasadas (2018) y las próximas elecciones (octubre 2022).

José R Oro, colaborador de Prensa Latina

Fascismo y enajenación social, una razón del cambio(III parte)

Aquí trataremos el desastroso ejercicio presidencial de Jair Bolsonaro que ha creado un escenario electoral sumamente diferente al que existió en el 2018, donde la descomunal campaña mediática y el más abierto lawfare contra Luiz Inacio Lula da Silva, Dilma Roussef y el Partido de los Trabajadores (PT) lograron que la así llamada centro– izquierda e incluso sectores supuestamente aún más a la izquierda que el PT sucumbieran a la cruzada de mentiras de la derecha neoliberal (y a sus propias ambiciones personales) y traicionaran al pueblo de Brasil.

También discutiremos algunos de los factores intangibles que tratarán de perjudicar al pueblo brasileño y a su coalición progresista “Vamos juntos por Brasil” encabezada por el gran Lula.

Humpty Dumpty se sentó en un muro,

Humpty Dumpty tuvo una gran caída. Ni todos los caballos ni todos los hombres del Rey

pudieron a Humpty recomponer*

“Ni todos los caballos ni todos los hombres del Rey”, salvarán a Bolsonaro y al fascismo contra Lula y el progreso. Es irreparable como el huevo Humpty Dumpty. Pero lo van a intentar al máximo y sin escrúpulos morales, de que carecen.

Esta va a ser una batalla de incalculable escala y dimensiones. Un enorme y polarizado país como Brasil va de cabeza a un enfrentamiento total entre el bien y el mal.

Durante su gobierno Jair Bolsonaro ha cometido gravísimos crímenes (no digo errores, porque eran simplemente parte de su mundovisión, de su visión mesiánica) que no ha tratado ni siquiera intentar corregir. Unos ejemplos significativos entre muchísimos otros, serian:

• Corrupción. En julio de 2021, afirmó en la radio brasileña que el mayor logro de su gobierno fue «dos años y medio sin corrupción». En el mismo mes, un escándalo denominado «puerta de la vacuna» se había apoderado del país.

Después de meses de negar ofertas de vacunas y regatear los costos, el gobierno llegó a un acuerdo para comprar la vacuna Covaxin (no aprobada) de la empresa india Bharat Biotech a un precio muy alto.

Se constató que el gobierno supuestamente pagó diez veces el monto acordado por Bharat Biotech por la vacuna y que las irregularidades no se encontraron en los precios, sino en un pago de 45 millones de dólares a una empresa en Singapur. En respuesta, la Corte Suprema de Brasil autorizó una investigación penal de Bolsonaro. Solo un caso entre muchos.

• Pandemia. Uno de los más atroces episodios como presidente de Brasil ha sido durante la Pandemia de COVID -19, con un discurso y accionar completamente opuestos a la ciencia.

En marzo del 2020, cuando las primeras cuarentenas fueron decretadas en Europa, Bolsonaro, afirmaba que la pandemia era una fantasía propagada por los medios de comunicación. Más tarde sostuvo: “el brasileño tiene que ser estudiado. No le pasa nada. Ves a gente saltando en alcantarillados. Se zambullen, no les pasa nada”.

En agosto, después de haberse enfermado él mismo de covid-19, afirmaba que “el lockdown (encierro) había matado dos de cada tres personas en Inglaterra” y que “la hidroxicloroquina había salvado su vida y la de miles de brasileños”.

En 2021, se opuso abiertamente a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que aconseja el aislamiento social y desestimula el uso de drogas sin eficacia, como la hidroxicloroquina, para el tratamiento del covid-19. Hasta hoy sigue Bolsonaro siendo un factor adverso para un país que es el segundo más golpeado en el mundo por el horrible “bicharraco”’ (al decir de la destacada intelectual cubana Paquita Armas Fonseca).

Bolsonaro desestimó irresponsablemente la amenaza del COVID-19 , diciendo que se trataba de una «gripecita». Al poco tiempo renunció su ministro de Justicia, Sergio Moro, el criminal perseguidor de Lula.

“The Lancet”, calificó a Bolsonaro como la mayor amenaza para Brasil en medio de la pandemia de COVID-19. Dijo que el desprecio y el incumplimiento de las medidas para detener el contagio por parte del presidenteo estaban sembrando confusión y muerte en la sociedad brasileña.

Bolsonaro ha atacado incluso las medidas sanitarias implementadas por algunos de los gobernadores a nivel de estados. Su ministro de salud, Nelson Teich , renunció después de servir sólo un mes.

El fascista presidente también ha participado activamente en mítines contra el confinamiento y ha recibido muchas críticas por sus métodos reales para contrarrestar la pandemia, promoviendo el uso no probado de cloroquina como tratamiento, defendiendo la inmunidad colectiva, y rechazando varias ofertas de vacunas contra el COVID-19, lo que llevó a que en el país comenzara la inmunización tarde y con pocos recursos.

El Ministerio de Salud de Brasil bajo su presidencia ocultó de la vista pública meses de datos sobre COVID-19 el 6 de junio del 2021 y dejó de dar recuentos totales de casos confirmados (por encima de 32 millones, solo superado por Estados Unidos y la India) y muertes (más de 670 mil, solo por debajo de los EEUU.), justificando este ocultamiento con el pretexto de que “Los datos acumulados… no reflejan el momento en el que se encuentra el país”, (según escribió Bolsonaro en Twitter). El 7 de julio de 2021, Bolsonaro anunció que había dado positivo al COVID.

Como en el caso de Trump, esto fue un resultado del odio oscurantista, fascista, a la Ciencia y a todo lo que parezca progreso y de una extrema irresponsabilidad como individuos, ya que tanto Bolsonaro como Trump proclaman que la disciplina y cualquiera otra restricción social es para los demás, pero no para ellos mismos.

¿Contemplaría Jair Bolsonaro un golpe de estado en caso de perder las elecciones? ¿El síndrome del 6 de enero en Washington D.C. reproducido en Brasil?

Ya en julio pasado, el jefe de la Agencia Central de Inteligencia de EE UU. instó a altos funcionarios del gobierno brasileño a poner fin a los esfuerzos del presidente de extrema derecha para sembrar dudas sobre la integridad del sistema electoral del país antes de las elecciones de Brasil de 2022. (Cita de Reuters).

William Burns, transmitió el mensaje a sus homólogos brasileños en múltiples reuniones de las que no se informó anteriormente, diciéndoles que presionen a Bolsonaro para que deje de difundir conspiraciones al estilo de Trump sobre fraude electoral generalizado y otras afirmaciones infundadas de malversación electoral.

Bolsonaro ha avivado conspiraciones sobre el sistema electoral de Brasil durante años. Antes de las elecciones de 2018, que ganó, a menudo afirmaba que la única forma en que podía perder era a través del fraude y las irregularidades desenfrenadas. Todo igual que Trump, hermanos gemelos o como se dice en portugués “irmaõs gemeos” que por ciertas razones me gusta más.

También advirtió que las fuerzas armadas brasileñas, que según muchos expertos podrían ayudar en sus intentos de socavar las elecciones y la democracia de Brasil, no actuarían como meros “espectadores” del proceso electoral.

El mismo mes en que el jefe de la CIA Burns se reunió con funcionarios brasileños en Brasilia, el ministro de defensa de Bolsonaro, un general del ejército, respaldó los esfuerzos para sembrar dudas en las elecciones que se avecinan.

Luego, el 7 de septiembre de 2021 día nacional de Brasil, Bolsonaro y sus seguidores realizaron una manifestación masiva contra la Corte Suprema del país y muchos expertos temíeron que resultaría en una insurrección tipo 6 de enero en el Capitolio de Washington DC, preparando el camino al caos, más de un año antes de las elecciones de Brasil en octubre de 2022.

Las protestas del 7 de septiembre pasado no resultaron en una ruptura democrática dramática. Pero aun así representaron una amenaza directa de Bolsonaro para una institución democrática que ha tratado tímidamente de frenar sus impulsos autoritarios, refutar sus conspiraciones electorales y frustrar sus intentos de socavar la “democracia” de Brasil. ¿Qué pasará el próximo 7 de septiembre, menos de un mes antes de las elecciones? ¿Crear un caos para suspender o postergar las elecciones a causa de una “situación de emergencia nacional”?

No hay evidencia alguna de que las afirmaciones descabelladas de Bolsonaro sobre el “venidero fraude” en las elecciones brasileñas de octubre tengan fundamento alguno fuera de su cabeza enajenada; y muchas de sus acusaciones tienen aún menos sentido en el contexto de las contiendas políticas brasileñas que las de Trump en Estados Unidos. Sólo se está “curando en salud” ante la inminencia de su derrota el próximo 2 de octubre.

El voto es obligatorio en Brasil y su sistema electoral es mucho más eficiente que el de Estados Unidos. Muchos destacados expertos electorales dijeron que los cambios que buscaba Bolsonaro estaban dirigidos a generar más fraude e incertidumbre, no menos. Por supuesto que es así, eso es lo que quiere el fascismo brasileño, crear desórdenes donde pueda actuar con impunidad.

Por supuesto que la oligarquía brasileña de O Globo et al, las Fuerzas Armadas, crimen organizado, lumpen y otros elementos de la ultraderecha, y por supuesto el imperialismo estadounidense, su gobierno, órganos de inteligencia, medios canallas, aliados de Washington por el mundo (en América Latina les quedan cada vez menos) están consagrados a evitar que Lula gane.

Algunos de los grupos mencionados, sobre todo en Brasil, desesperan de la viabilidad de Bolsonaro incluso para poder defender sus propios intereses. Está demasiado desgastado políticamente, su credibilidad es nula sobre todo por los atroces resultados de la lucha contra la Pandemia, corrupción, fracaso en enfrentar al crimen organizado, y en gran medida porque mucha gente, incluso afines con sus ideas, creen que está más loco que la proverbial cabra.

En general, si la oligarquía brasileña tuviera sentido común (no olvidemos que este es el “menos común de los sentidos” al decir de Voltaire), apoyaría a Lula y no a Bolsonaro. Comprendo, sin embargo que eso es pedirle mucho a los fascistas locales y a sus amos de ultramar.

Creo firmemente que solo un acto inaudito de Lawfare, un caos generalizado que sirva de pretexto para un golpe militar, u otro acto ilegal (incluyendo un magnicidio) serían las únicas opciones para que Jair “el Mesías” Bolsonaro retenga el poder, y él trataría de hacerlo, como lo haríaTrump, pero no van a tener nunca el apoyo necesario, ni el uno ni el otro.

Solo un golpe militar podría intentar mantenerlo en el poder, pero incluso así, creo que si el pueblo se moviliza, sería derrotado.

No hay forma de reparar a Bolsonaro, el Humpty Dumpty carioca, o de detener a Lula y a su compañero de fórmula Geraldo Alckmin, el pueblo está con ellos decididamente. La formación misma de esta dupla es interesantísima, una profunda comprensión de la realidad de Brasil, como lo fuera la selección de Francia Márquez como candidata vicepresidencial de Gustavo Petro en Colombia. Entendimiento valeroso y con los pies en la Tierra de lo que se necesita en cada caso y en cada lugar.

El destacado intelectual de izquierda latinoamericano Alvaro García Linera, trigésimo octavo vicepresidente de Bolivia, terminó su estupendo artículo publicado en Cubadebate hace un lustro, diciendo:

“No sabemos cuánto durará esta batalla, pero hay que prepararse por si dura uno, dos, tres, cuatro o más años. Cuando nos tocó soportar, desde la trinchera, los tiempos neoliberales, soportamos más de veinte años; y aquellos que vienen desde la dictadura, soportaron cuarenta años. Sin embargo, en esos tiempos, la derecha se presentaba como portadora del cambio, mientras que hoy es el pasado que apesta a naftalina. Hoy, la izquierda es la abanderada del cambio”.

“Es un buen tiempo, cuando hay lucha siempre es un buen tiempo, ya sea en gestión de gobierno o en oposición. El continente está en movimiento y más temprano que tarde dejarán de ser simplemente ocho o diez países, seremos quince, veinte o treinta los que celebraremos esta gran Internacional continental de los pueblos revolucionarios, progresistas, de la democracia, la justicia y la igualdad”. Así afirmó de manera visionaria Álvaro García Linera.

Nota: El verso original en inglés:

“Humpty Dumpty sat on a wall,

Humpty Dumpty had a great fall.

All the king’s horses and all the king’s men

Couldn’t put Humpty together again”

(Fin de la tercera parte)

rmh/jro

(Tomado de Firmas Selectas)

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