Durante todo el día, bomberos, especialistas y trabajadores de la isla, apoyados por expertos de México y Venezuela, intentan contener la deflagración iniciada el pasado viernes en depósitos de combustible de la Base de Supertanqueros matancera por una descarga eléctrica durante una tormenta.
Con ese propósito se ensambla un motor de alta propulsión que permitirá esparcir espuma contra incendios, mientras se realizan trabajos de ingeniería para crear barreras físicas a las llamas, y garantizar el suministro del agua necesaria en las labores de extinción.
Helicópteros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, realizaron hasta el momento más de 100 misiones de lanzamientos de agua sobre la zona afectada, de unos dos mil 500 litros cada una, informaron fuentes de ese ministerio.
Asimismo, expertos de la cartera de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente avalúan el impacto ambiental del siniestro, el cual despide una gruesa columna de humo que el viento empuja hacia el norte de las provincias de Matanzas, Mayabeque y La Habana.
Aunque la concentración de partículas y sustancias contaminantes expulsadas a la atmósfera no representan un peligro inmediato para las personas, debido a que se encuentran a alturas de tres y cuatro kilómetros, autoridades sanitarias llamaron a la población a mantenerse informada.
En ese sentido, recomendaron permanecer, en lo posible, dentro de sus viviendas, cerrar puertas y ventanas en caso de percibir el enrarecimiento del aire, y el uso de mascarillas faciales humedecidas.
Hasta el momento no se reporta un aumento en la incidencia de enfermedades respiratorias en Matanzas y territorios aledaños, remarcaron funcionarios de Salud de la isla.
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