La aprobación este domingo en el Senado de un plan de gastos sociales y climático es una importante victoria para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su partido, valoraron medios como la cadena CNN y el diario The Hill.
Desde el año pasado, la fuerza demócrata impulsó un proyecto de ese tipo que quedó estancado en la Cámara Alta entre otras cuestiones por las disputas dentro de las propias filas de la tolda gobernante y ahora solo lograron una ínfima parte de lo propuesto en un primer momento.
En la trayectoria hasta aquí se diluyó esa propuesta, llamada inicialmente Build Back Better (Reconstruir mejor), debido a infructuosas negociaciones que conllevaron a abadonar importantes programas sociales en aras de salvar una parte de las medidas.
Para el partido identificado con el color azul avanzar al menos con una fracción de la iniciativa constituye una buena noticia en medio de las expectativas de una ola republicana en los comicios del 8 de noviembre.
El plan social y climático espera ahora por su visto bueno por la Cámara de Representantes, que lo debatirá el próximo viernes, para luego ser refrendado por el presidente Biden.
Ese texto legislativo, denominado Ley de Reducción de la Inflación, prevé destinar más de 430 mil millones de dólares para reducir las emisiones de carbono y extender los subsidios para el seguro médico bajo la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio.
Persigue también establecer un impuesto mínimo del 15 por ciento a las corporaciones y el cierre de brechas que los ricos pueden usar para evitar pagar gravámenes, el cumplimiento más estricto del servicio de rentas internas, y un nuevo impuesto especial sobre la recompra de acciones.
Además de ese proyecto, otra de las señales que oxigena las aspiraciones demócratas fue el anuncio la semana pasada del Departamento de Trabajo de que el país alcanzó en julio la tasa de desempleo más baja en medio siglo, 3,5 por ciento, a pesar de otros indicadores económicos preocupantes.
Esos datos dan un respiro a la administración en pleno debate sobre si la primera economía del mundo está ya en recesión, un escenario que desde el gobierno rechaza basado precisamente en el estado del mercado laboral.
A los signos optimistas es posible añadir la victoria en el referendo del estado de Kansas a favor del aborto, pues en esa región tradicionalmente conservadora la población patentizó su respaldo a la interrupción voluntaria del embarazo con un margen de 59 contra 41.
Previo a esos sufragios, analistas advirtieron que los resultados arrojarían una imagen del sentimiento popular frente a la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de revocar la sentencia del caso Roe vs Wade, bajo el cual quedó protegido desde 1973 el derecho al aborto en la nación.
El portal de noticias Vox alertó en julio que en estados donde demócratas y republicanos tienen visiones contrapuestas sobre el aborto, los votantes pueden elegir para los cargos en disputa en noviembre a quienes abogan por garantizar los derechos reproductivos de las mujeres.
Los del partido de Biden lo saben y decidieron utilizar el aborto como un baluarte de campaña para las intermedias.
Pese a esas cuestiones alentadoras, todavía hay muchas razones para que los demócratas se preocupen y la principal de ellas es la inflación, el alza de los precios pesará mucho en el momento de ir a las urnas.
Justo a tres meses de las elecciones de mitad de periodo, los demócratas están ansiosos por encontrar incentivos que se traduzcan votos, mientras el nivel de insatisfacción de los electores con la gestión de Biden persiste con muy bajas notas.
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