La escalada de ataques solo tuvo como fin cosechar votos a expensas de la sangre palestina, afirmó el escritor y experto Zulfikar Soergo en declaraciones a la agencia de noticias Safa.
Con la agresión el primer ministro israelí, Yair Lapid, quiere demostrar que es capaz de proteger a su país, subrayó.
En similar sentido se pronunció Naji al-Battah, al señalar que tanto Lapid como el titular de Defensa, Benny Gantz, buscan el apoyo de los sectores derechistas.
Según el analista, el 75 por ciento los israelíes son considerados de derecha y por lo tanto “el derramamiento de sangre palestina aumenta las posibilidades de obtener sus votos”.
En los últimos días varios legisladores israelíes de izquierda o de origen árabe afirmaron que la operación castrense tuvo tintes electorales.
En su cuenta en Twitter, el diputado Ofer Cassif, acusó a Lapid y a Gantz de recurrir a la violencia para ganar más escaños.
También el legislador Sami Abou Shahadeh denunció los intentos de ambos de “hacer cualquier cosa para mantenerse en el poder, incluido el asesinato de una niña de cinco años”.
Este nuevo crimen de guerra es parte de una campaña electoral inmoral para demostrar que pueden ser tan criminales como Netanyahu, destacó en alusión al dirigente opositor Benjamín Netanyahu, quien el pasado año durante su mandato bombardeó la franja de Gaza.
La ofensiva de 66 horas contra el enclave costero causó la muerte a 47 palestinos, incluidos 16 menores de edad, y heridas a más de 360.
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