En un artículo de opinión en el Diario El Salvador, el analista apreció la medida adoptada por la Asamblea Nacional (parlamento) en marzo y prorrogada cada mes en cinco oportunidades como un sólido golpe a las finanzas de los grupos de pandillas.
La erradicación de ese delito permitió que casi desapareciera en el país con una disminución que oscila entre el 80 por ciento y el 95 por ciento, según estimados de las autoridades.
Ese delito, mal denominado «renta», surgió como modalidad criminal en el Gobierno del expresidente Francisco Flores, de lo cual existe evidencia suficiente y, por supuesto, víctimas como los empresarios del transporte público de pasajeros y las micro y pequeñas empresas que aún operan en nuestro país, indicó Sosa.
El régimen de excepción en su aprobación y sus cuatro prolongaciones hasta la primera quincena de agosto de 2022 logró lo que parecía imposible, la erradicación de ese tipo de delito.
El daño es el ingreso más antiguo, permanente y creciente que todas las pandillas en El Salvador generaron para pagar su vida loca, costos de vida, vicios, mujeres, excesos, defensas jurídicas, pago de servicios, mantener a familias de pandilleros fieles que eran condenados, entre otros, apuntó el analista.
Según el único estudio del Banco Central de Reserva sobre los costos de la violencia y el crimen en El Salvador, en 2014 se pagaron 756 millones de dólares a las pandillas.
Esto quiere decir empresas y negocios registrados de manera formal en el país, no incluye al sector informal y los micros y pequeños empresarios, los cuales siempre fueron blancos de las acciones de esos grupos.
La erradicación y las disminuciones considerables son una de las evidencias de los resultados del régimen de excepción, apuntó el experto al abordar una de las políticas más criticada pero con gran aceptación de la mayoría de la población.
Luego de su aplicación, las críticas llovieron de algunos sectores pero, los que la favorecen, son mayoría, coinciden entendidos.
A las censuras de algunos sectores respondió el vicepresidente Félix Ulloa cuando dijo que no es una medida perfecta y puede ser mejorada, un criterio que recibe grandes muestras de respaldo.
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