Cada año extra de su existencia aumenta la probabilidad en un 50 por ciento de sufrir la enfermedad y 6,5 veces más los canes inactivos con respecto a los activos, aseguran expertos de la Universidad de Washington.
Al igual que los seres humanos cuando envejecen los perros muestran signos como déficits de memoria, pérdida de conciencia espacial, alteración de las interacciones sociales y trastornos del sueño, precisa la revista Scientific Reports.
Cuando se controlan otros factores como los problemas de salud, la esterilización, los niveles de actividad y el tipo de raza, las probabilidades de que un perro desarrolle Disfunción Cognitiva Canina aumentan en un 52 por ciento por cada año adicional de vida, de lo contrario llega un 68.
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