El cubrebocas lo crearon profesionales de la universidad Tongji, de Shanghái, y el sistema incorporado le permite a quien lo usa saber si está expuesto a patógenos como el de la gripe común, los de las influenzas H5N1 y H1N1.
El dispositivo envía las señales de alerta vía inalámbrica a los teléfonos móviles y funciona mejor en espacios cerrados con poca ventilación como los elevadores.
Para probar su efectividad sus creadores le rociaron líquido cargados de virus, simulando escenarios con personas hablando y tosiendo.
Como parte de su estrategia de lucha contra la Covid-19, China mantiene el uso obligatorio de las mascarillas faciales para acceder a cualquier lugar público y la mayoría de las personas la conservan aunque transiten por la calle al aire libre.
Desde el pasado día 10 y hasta finales de octubre próximo el Gobierno puso en vigor nuevos ajustes al mecanismo sanitario, en coincidencia también con la semana de feriados por su Día Nacional y la celebración del 20 congreso del Partido Comunista.
Los cambios implican que todas las provincias exigen a la población presentar resultados negativos de una prueba PCR tomada 48 horas antes de abordar cualquier medio de transporte público, ya sea autobús, tren, avión o ferry.
Entre otras medidas, se le insiste a la ciudadanía en permanecer en sus áreas de residencia sin realizar viajes innecesarios y, de hacerlo, entonces deben someterse a otro examen en cuanto lleguen a los lugares de destino.
China desde marzo pasado reporta rebrotes con la variante Ómicron del coronavirus SARS-CoV-2 y sus expertos recomendaron aplicar como dosis de refuerzo vacunas desarrolladas con distintas tecnologías, pues elevan más la respuesta inmune del organismo humano ante esa mutación.
De manera general, acumula más de 25 mil muertos y seis millones de casos confirmados en su parte continental, Hong Kong, Macao y Taiwán desde el surgimiento de la enfermedad y del patógeno que la provoca en diciembre de 2019.
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