En un reporte preliminar, la fuente oficial atribuyó el descenso a una ralentización en el alza de los precios de la energía y los servicios, categorías que en meses previos llevaron la inflación a un seis por ciento.
El incremento de los precios había cerrado agosto en un 5,9 por ciento, ratificando un escenario sin precedentes en suelo galo durante las últimas cuatro décadas, atizado por el conflicto en Ucrania.
Según el Insee, en septiembre el costo de la energía se disparó un 17,8 por ciento, inferior al 22,7 del mes precedente, mientras la alimentación escaló un 9,9 por ciento, después del 7,9 de agosto.
Una encuesta subrayó esta semana que para seis de cada 10 franceses el deterioro del poder adquisitivo representa la mayor preocupación.
De acuerdo con el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, reducir la inflación constituye la principal prioridad del presupuesto del Estado para 2023.
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