Tamer Al-Kilani, de 33 años, murió ayer al explotar una bomba adherida a su moto en la ciudad de Nablus, en el norte de la ocupada Cisjordania.
Tel Aviv no se atribuyó la responsabilidad del incidente como es habitual en estos casos, pero significó un cambió en la estrategia del país, subrayó la fuente.
Según el medio noticioso, el primer ministro Yair Lapid y el titular de Defensa Benny Gantz aceptaron la recomendación del servicio de seguridad interior (Shin Bet) de iniciar una campaña contra Los leones de la Guarida, la nueva formación palestina que mantiene en jaque a las fuerzas israelíes.
En un comunicado en Telegram, la facción armada, que no está vinculada a ningún partido, culpó a la vecina nación por la muerte de Al-Kilani y anunció represalias.
Durante la llamada Intifada de Al Aqsa (2000-2005) las Fuerzas Armadas y los servicios de inteligencia de Israel utilizaron de forma sistemática esa política, cuestionada por la comunidad internacional.
Según el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados, de 2002 a 2008 al menos 387 palestinos perdieron la vida en esas operaciones.
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