De acuerdo con el Buró Nacional de Estadísticas, durante el tercer trimestre de 2022 los principales indicadores de la economía también tuvieron un mejor desempeño y, por ejemplo, las ventas minoristas de bienes de consumo subieron 3,5 por ciento tras un largo período a la baja.
Mientras, la inversión en activos fijos avanzó 5,9 puntos y la actividad mercantil concluyó la referida etapa con un incremento interanual de 9,9 por ciento, que representaron operaciones por 4,75 billones de dólares.
La tasa de desempleo bajó 5,4 por ciento en zonas urbanas, pero todavía continúa en 17,9 el nivel de desocupación entre jóvenes de 16 a 24 años de edad.
Además, la inflación subió 2,8 por ciento en septiembre pasado, motivada por el continuo encarecimiento de los vegetales frescos, las frutas y la codiciada carne de cerdo en medio de la sequía y el calor extremo.
Las estadísticas corroboran los persistentes desafíos de la economía china camino a la meta de despedir 2022 con el PIB por encima de 5,5 puntos, una de las más bajas de la última década pero a tono con la recuperación del país y sus planes de garantizar la estabilidad económica.
China estuvo siempre consciente de los retos y de hecho sitió en 2,1 por ciento los pronósticos de crecimiento en el segundo trimestre, por factores como una caída de la demanda, las perturbaciones en las cadenas de suministros, el azote de la pandemia y el conflicto Rusia-Ucrania.
Sin embargo, las autoridades confían en una gradual recuperación por la estabilidad de la producción en los centros económicos de importancia, unido a las políticas de apoyo del Gobierno.
ymr