Acompañado por admiradores de su probado talento en la escultura, el maestro Sosabravo agradeció la posibilidad de ver su creación forjada en bronce a la cera perdida que realizara en la fundición de la ciudad italiana de Verona, donde perfeccionó su singular estilo.
El conjunto escultórico, que ya contaba con la obra Soldadito, exhibe la frescura y fuerza expresiva de la obra sosabraviana a la vista de locales y visitantes en tanto deviene un regalo a la nombrada Ciudad Maravilla, que próximamente festejará su aniversario 503.
Para la directora de Comunicación de la Oficina del Historiador, Magda Resik, se trata de un regalo del artista a Cuba desde la originalidad de quien es considerado “uno de los innovadores más grandes que han legado las artes visuales del país.”
Sería el propio historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal, quien escogiera el Castillo de la Real Fuerza por su gran significación patrimonial y antigua sede del Museo Nacional de la Cerámica Contemporánea durante tres lustros para perpetuar el trabajo del artífice de historias, personajes y expresiones de absoluta extrañeza desde la escultura.
La directora del Museo Nacional de la Cerámica, Surisday Reyes, subrayó además los aportes de Sosabravo a la pintura, el dibujo, el grabado y especialmente la cerámica.
Esas contribuciones le ganaron una firma reconocida más allá de las fronteras insulares en países de Europa y lo sitúan como «figura trascendente por su afiliación al volumen a través de esculturas en bronce, arcilla o vidrio de Murano.»
A la develación asistieron el presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Luis Morlote, la presidenta del Consejo Nacional de Artes Plásticas, Norma Rodriguez, y la también Premio Nacional de Artes Plásticas, Lesvia Ven, así como la directora de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana Perla Rosales.
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