Esta vez fue la segunda parte del presupuesto 2023 la aprobada esquivando el sufragio en el Hemiciclo, donde el oficialismo perdió en las elecciones legislativas de junio la mayoría absoluta.
Mientras la oposición ratificó su rechazo al uso del artículo 49.3, la primera ministra lo justificó con el argumento de la “coherencia del presupuesto”.
El 19 de octubre, el Gobierno acudió por primera vez al polémico acápite, utilizado en decenas de ocasiones antes de la gestión de Emmanuel Macron, para adoptar la primera parte del presupuesto 2023 y después lo hizo para aprobar la financiación de la seguridad social.
La medida no causa sorpresa, a partir de lo difícil que resulta para el ejecutivo impulsar cualquier iniciativa sin el dominio de la Asamblea, escenario de la presentación de una gran cantidad de mociones a sus textos.
Los opositores reclamaron el debate abierto y el Gobierno esgrimió que no puede bloquearse al país ni privarlo de presupuesto.
Al igual que ocurrió en los últimos días tras el uso del 49.3, La Francia Insumisa anunció que introducirá una moción de censura, la cual necesita la mayoría absoluta (289 diputados) para derribar a Borne y su Gabinete.
Tanto los recursos presentados por los insumisos, como los del partido de extrema derecha Agrupación Nacional, fueron rechazados, un escenario que pudiera repetirse, ante la negativa de los conservadores a acompañarlos.
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