Este jueves, por unanimidad, tres jueces de la Corte Nacional de Justicia desestimaron la acusación contra el exvicemandatario y otros seis implicados en las supuestas irregularidades de contratos para la extracción de petróleo en el campo Singue durante el gobierno de Rafael Correa (2007-2017).
A raíz del fallo, el exjefe del ejecutivo ecuatoriano se pronunció en Twitter y calificó el caso como de “cantinflada”, fruto de la perversidad de legisladores y fiscales venales.
«Cuánto me alegro por los involucrados, gente honesta y patriota», expresó el antiguo gobernante en su mensaje acompañado de la etiqueta #LosCorruptosSiempreFueronEllos.
La decisión judicial abre varios escenarios para Glas, quien se encuentra tras las rejas hace cinco años por supuestos delitos de asociación ilícita en el caso Odebrecht y por cohecho agravado en la causa conocida como Sobornos, por la cual también fue condenado Correa.
Por ambos casos las penas del político suman 14 años y dependerá de un juez decidir cómo se computan y cuánto tiempo debe cumplir en prisión antes de acceder a la llamada “prelibertad”.
Esa es la fase en la cual un recluso desarrolla sus actividades fuera del centro penitenciario, aunque debe cumplir requisitos y normas.
La defensa del antiguo vicegobernante pedirá este viernes ese beneficio en base a que ha cumplido ya el tiempo de encarcelamiento previsto por la ley.
El defensor de Glas, Édison Loaiza, citado por el diario Expreso, afirmó que ahora los jueces ya no podrán negar la nueva petición de unificación de penas y el otorgamiento del beneficio de prelibertad.
Loaiza ha solicitado en diferentes ocasiones la unificación de penas, sin embargo, esos pedidos fueron negados justamente porque la sentencia del caso Singue aún no estaba definida.
Sin embargo, juristas citados en la prensa local apuntan que la decisión depende de la interpretación del magistrado que le corresponda analizar la cuestión, pues en virtud del nuevo Código Orgánico Integral Penal (COIP) las penas se acumulan hasta el doble de la sanción mayor.
A Glas le han negado dos habeas corpus, uno de ellos le permitió salir de la cárcel por varios días este año, pero la medida fue anulada ante la presión política y mediática.
Su defensa, así como juristas y activistas por los derechos humanos coinciden en que no existen pruebas para demostrar ninguno de los delitos por los cuales fue encausado.
Glas es considerado el símbolo más verídico del «lawfare» en Ecuador, donde la persecución desatada por el gobierno de Lenín Moreno contra seguidores de las ideas de Correa, quien presidió el país en la llamada Década ganada, obligó a muchos de ellos a exiliarse fuera del país.
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