Diego Prieto, titular del INAH, explicó que se trata de rasgos naturales encontrados a lo largo de la ruta ferroviaria, registrados y prospectados en más de 100 kilómetros subterráneos.
El hallazgo de osamentas, ofrendas e, incluso, templos en cenotes o cuevas, evidencia la asociación de estos ambientes con el xibalbá o inframundo de los mayas ancestrales, explicó.
Señaló que el rescate del legado paleontológico, arqueológico e histórico, que permite realizar las obras de construcción del Tren Maya, no solo se hace en superficie, sino también en el subsuelo, ya que un componente central de este proyecto es el cuidado de los sistemas subterráneos de cenotes, grutas, mantos acuíferos y cuevas secas o inundadas.
El antropólogo presentó muestras de los trabajo al respecto que realizan arqueólogos subacuáticos del INAH, apoyados por espeleobuzos y espeleólogos, el cual, al día de hoy, se traduce en la prospección y el registro subacuático de ese centenar de kilómetros examinados.
Dijo que los análisis de levantamientos topográficos, fotogrametría y estudios con escáner láser, entre otros, han permitido establecer medidas de protección y conservación en la totalidad de los rasgos naturales identificados en las tareas de salvamento arqueológico que acompañan al Tren Maya.
Entre los resultados más importantes de dichas prospecciones está el del tramo cuatro donde se localizó una canoa prehispánica en el cenote principal del sitio arqueológico San Andrés, en el estado de Yucatán.
En ese lugar también se ubicó una cueva tapiada en el muro de una rejoyada, en cuyo interior se localizaron 35 ofrendas de cerámica, pintura rupestre, piezas líticas, una estela y bancos de material, así como un pozo, de más 50 metros de profundidad con restos humanos, asociado con el xibalbá o inframundo de la cultura maya ancestral.
Hay otros hallazgos más en el tramo cinco topografiados y cartografiados, con 370 registros, y dentro de ese segmento del Tren Maya ( de Cancún a Tulum, en Quintana Roo), destacan la Hacienda Matilde con petrograbados, las cuevas de las Manitas, con pintura rupestre y de cerámica, y la 8 Balas, con contextos mortuorios, cerámica y un templo de estilo Costa Oriental.
Además el Santuario de los Monos, cinco petroglifos y un petrograbado con la figura de un primate, y en la Cueva Garra de Jaguar, evidentemente modificada para su uso ritual en tiempos prehispánicos.
Finalmente, se informó que, como parte también de las obras del Tren Maya, se han registrado y preservado 28 mil 963 bienes inmuebles, mil 464 elementos muebles, 450 osamentas humanas, 549 vasijas completas y 672 mil 693 fragmentos cerámicos, importantes para saber de la vida cotidiana, la ritualidad, el comercio y otros aspectos de las sociedades mayas de la antigüedad.
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