“No se trata de interrumpir todo apoyo a los hogares y a las empresas”, declaró el jefe de la misión del FMI para Francia, Jeffrey Franks, sino de hacerlo “sin empeorar las finanzas públicas», añadió durante la presentación del informe publicado hoy.
Durante los últimos meses el gobierno francés destinó una parte importante de su presupuesto para congelar los precios de la electricidad y el gas, instituyó los denominados bonos energéticos, descuentos en el precio de los carburantes, y ofreció ayudas a las empresas en dificultades, todo ello superó según el FMI el 2 por ciento su PIB.
Gracias a esas medidas y al blindaje arancelario “Francia tiene el nivel de inflación más bajo de Europa”, aseguró el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, en respuesta a las consideraciones del FMI. También Franks reconoció que las iniciativas del Gobierno han contribuido a mantener la inflación «dos o tres puntos» por debajo del nivel actual, sin embargo consideró prioritario frenar estos gastos excepcionales que absorben parte del presupuesto público y que ya estaba muy afectado por la largar crisis sanitaria del Covid-19.
Por ello el funcionario del FMI señaló al ejecutivo francés que tras estas dos crisis “está justificado iniciar la consolidación fiscal en 2023”, pero criticó que este no es el camino adoptado por París pues “la ley presupuestaria de 2023 no tiene como objetivo la reducción del déficit, posponiendo el ajuste presupuestario a 2024”, dijo.
El Gobierno cuenta con un déficit público del 5 por ciento en 2023, tras el 4,9 por ciento de este año, y prevé volver a estar por debajo del 3 por ciento en 2027, mientras que sus principales vecinos cuentan con una vuelta más rápida a este nivel.
Otras vías para reducir el gasto público y el déficit citadas por Franks fueron las reformas del sistema de pensiones y del seguro de desempleo, dos medidas en las que ya trabaja el gobierno francés y que están despertando un importante rechazo social.
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