Mientras la enfermedad se propaga por nueve de los 10 departamentos del país, la mayoría de los casos confirmados se registran en zonas afectadas por una creciente crisis nutricional donde los niños padecen desnutrición aguda grave, lamentó el organismo.
Por esa razón la vida de los menores corre hoy un triple riesgo de desnutrición, cólera y violencia armada, “y a veces las tres cosas juntas”, dijo Manuel Fontaine, director de la Oficina de Programas de Emergencia de Unicef, tras visitar durante cuatro días el país caribeño.
«Me impactó ver a tantos niños en riesgo de muerte en los centros de tratamiento del cólera. En pocas horas, la diarrea acuosa aguda y los vómitos los deshidratan y debilitan hasta el punto de que es probable que mueran si no reciben un tratamiento adecuado inmediatamente. El cólera y la desnutrición son una combinación mortal, una que lleva a la otra», señaló.
Según los más recientes datos del Ministerio haitiano de Salud, al menos 188 personas fallecieron por la dolencia y se reportaron 924 casos sospechosos.
Desde el 2 de octubre cuando se diagnosticó el primer caso nueve mil 344 personas se atendieron en instituciones de salud y 10 mil 671 fueron sospechosas de portar la enfermedad que provoca diarreas agudas, vómitos y deshidratación.
Fontine estima que en Haití se puede romper el círculo vicioso entre la desnutrición y el cólera, siempre que pueda llegar a las familias más vulnerables antes que sea demasiado tarde.
Para las autoridades el mayor desafío constituye crear conciencia entre la población sobre las consecuencias de la dolencia cuya mayor cifra de casos se concentra aún en Puerto Príncipe, hogar de tres millones de habitantes.
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