En un breve encuentro con periodistas, Biden dijo que era «ridículo» que las leyes de bandera roja, en las que los agentes del orden público pueden confiscar armas de fuego de personas consideradas una amenaza, no se aplicaran en todo el país.
Aseguró, que “intentará deshacerse de las armas de asalto”, pero dependerá de si obtiene los votos en el Congreso para aprobar un proyecto de ley.
El presidente norteamericano aboga por controlar la posesión y compraventa de armas y en junio pasado firmó la ley bipartidista para la supuesta regulación de estos artefactos letales, pero su aprobación se enfrenta a un liderazgo republicano en la Cámara para el próximo año y una pequeña mayoría demócrata en el Senado.
Varios ataques a punta de pistola ocurrieron esta semana en distintos estados del país.
El sábado pasado un hombre armado mató a cinco personas y causó lesiones a 25 en el Club Q, de la comunidad Lgbtiq+ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Intersexuales y Queer), en el estado de Colorado.
También este martes un gerente de la corporación Walmart disparó a sus compañeros de trabajo en una tienda de Virginia y provocó el deceso de seis de ellos.
De acuerdo con la organización Gun Violence Archive, en lo que va de año en este país hubo 607 tiroteos masivos y casi 40 mil personas fallecieron a causa de la violencia armada.
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