Hasta cierto punto, ironías del fútbol y de la Copa Mundial, que deposita inquietantes miradas alemanas en el duelo de este jueves entre Japón y España en el grupo E, el mismo en el que la Mannschaft está obligada a derrotar a Costa Rica y encomendarse a los ibéricos.
Una dicotomía curiosa en la cual, objetivamente, ninguno de los cuatro equipos de la llave E puede especular con los resultados porque tranquilamente se le abriría la puerta de salida de la cita qatarí.
Al día de hoy, las variables son muchas y complejas, aunque es cierto que es España el que llega a la jornada final de su grupo con mayor comodidad. Incluso perdiendo con los nipones, la Roja, gracias a su goleada frente a los ticos (7-0), tendría el boleto en sus manos.
Empero, es bueno detenerse en todas las posibilidades y una de ellas, si bien suena descabellada, es que Costa Rica venza a Alemania y Japón a España, con lo cual pasarían los centroamericanos y los de la tierra del Sol Naciente.
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Pocos hubiesen pensado que luego de caer aplastados por los españoles, los centroamericanos reaccionarían de tal manera como para doblegar a los nipones 1-0. Y ahí, todo cambió para el grupo, ofreciéndole un resquicio mayor a los germanos.
Pasajes alocados suelen ocurrir en el deporte de las multitudes. Sin embargo, lo más razonable sería que España ganara a Japón y Alemania a Costa Rica, lo que daría el acceso a octavos de final a los dos conjuntos europeos.
Las armas no tan secretas son Takefusa Kubo, que con apenas 21 años tiene una larga trayectoria en el balompié español (actualmente con la Real Sociedad) y Gaku Shibasaki (Leganés).
Kubo, apodado el “Messi japonés” comenzó desde niño en La Masía del FC Barcelona, pero se vio obligado a salir por un tema burocrático de la FIFA. Volvió, aunque con ficha del Real Madrid, pasando en préstamos por varios clubes hasta instalarse en septiembre con la Real Sociedad.
Shibasaki no tiene el mismo peso que Kubo, bautizado como Take, pero es un valor que por su experiencia española puede salir a la cancha en calidad de organizador del juego en la medular.
En verdad, son Minamino, Tanaka y Kamada, junto a Kubo, las garantías japonesas para intentar doblegar a una España (Morata, Pedri, Olmo, Busquets y Asensio) que deslumbró en su debut y estuvo cerca de superar a los teutones.
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