El informe señala que el incremento anual de ese indicador es del 11,8 por ciento, con un aumento de los precios de la energía regulada del 51,6 al 56,1 por ciento; de los alimentos procesados, del 13,3 al 14,4; de otros bienes, del 4,6 al 5,0 y de los servicios recreativos, culturales y de cuidado personal, del 5,2 al 5,5 por ciento.
Los precios de los productos alimenticios, del hogar y de cuidado personal registraron una modesta aceleración en términos de tendencia, de 12,6 a 12,8 por ciento.
La denominada inflación subyacente, que excluye la energía y los alimentos frescos, pasó del 5,3 al 5,7 por ciento y de manera independiente los bienes energéticos aumentaron del 5.9 al 6.1 por ciento.
Sin embargo, la inflación se mantiene estable debido a la tendencia opuesta de algunos agregados de gasto, como el precio de los bienes energéticos no regulados, que bajó del 79,4 al 69,9 por ciento; el de los alimentos no elaborados, del 12,9 al 11,3 y el de los servicios relacionados con el transporte, del 7,2 al 6,8 por ciento.
En términos anuales, los precios de los bienes muestran una leve desaceleración, del 17,6 al 17,5 por ciento, los de servicios se mantienen estables en un 3,8 por ciento, mientras que mensualmente el diferencial inflacionario negativo entre estos últimos y los precios de los bienes se redujo de 13,8 a 13,7 por ciento.
En resumen, apunta el Istat, tras la fuerte aceleración de octubre, en noviembre de 2022 la inflación registró altos niveles no vistos desde marzo de 1984, cuando fue del 11,9 por ciento, pero se mantiene estable.
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