Luego del fracaso de la octava sesión parlamentaria, el miembro de la Resistencia islámica libanesa insistió en la designación de un jefe de Estado con el poder de discutir temas controvertidos y futuros de la nación, como el rescate económico-financiero y la estrategia de defensa.
Al presidir una ceremonia en esta capital, Qassem rechazó el nombramiento de un mandatario que provoca conflictos y es incapaz de conducir al país hacia la recuperación.
En este sentido, el representante de Hizbulah reiteró su oposición a un candidato que no aprecie la liberación y la sangre de los mártires y constituya un servidor del proyecto estadounidense-israelí.
“No entregaremos el Líbano a un extranjero, no importa cuánto lo intentes. Hacemos un llamado al diálogo para corregir puntos de vista y encontrar reglas para un acuerdo”, sentenció.
Qassem convocó a la elección presidencial cuanto antes e insistió en la urgencia del entendimiento entre los bloques parlamentarios.
Al mismo tiempo, el secretario General Adjunto denunció cualquier intento de responsabilizar a Hizbulah de obstruir la elección.
Como en las anteriores, ayer ningún candidato logró obtener las dos terceras partes de los votos de los diputados y la falta de quórum en la segunda vuelta obligó a levantar la octava sesión presidencial.
Según analistas, las presiones internas y externas aumentarán en la recta final del año o a principios del próximo para nombrar al nuevo representante de la comunidad cristiana maronita capaz de ocupar el cargo de jefe de Estado de la República Libanesa.
El Parlamento de Líbano volverá a convocatoria el jueves siguiente a fin de lograr el consenso requerido para elegir al presidente número 14, después de la independencia.
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