De acuerdo con distintos medios, el presidente Xi Jinping y las principales figuras del Gobierno conformaron la agenda del año entrante en la Conferencia Central de Trabajo Económico, un encuentro que generalmente sesiona durante dos días en la segunda o tercera semana de cada diciembre.
Como de costumbre la cita arrojó un comunicado final con la pauta a seguir en los próximos 12 meses.
Las prioridades en 2023 serán mantener por sobre todas las cosas la estabilidad macroeconómica y social, y estimular el consumo interno por su rol significativo en la expansión del Producto Interno Bruto (PIB).
China seguirá adelante con la profundización de la política de reforma y apertura, acelerará el crecimiento sobre la base de la innovación y se enfocará en el desarrollo de alta estándar.
Continuará con la adopción de una política monetaria prudente y apropiada, así como acelerará la construcción de sistemas industriales modernos que ayuden a la resiliencia y seguridad de las cadenas de suministros.
El gigante asiático también implementará disposiciones vinculadas al apoyo a pequeñas y medianas empresas, generación de empleos, control de los precios e incremento de las inversiones extranjeras.
Asimismo, sus autoridades mantendrán la lucha contra la ilegalidad, la corrupción y los riesgos en el sector financiero, mientras darán nuevos pasos en función de flexibilizar el mecanismo antiCovid-19 y garantizar el desarrollo normal del país.
La Conferencia también advirtió que el auge económico de China enfrenta presiones por la contracción de la demanda, las perturbaciones de la oferta y el debilitamiento de las expectativas, y que el entorno exterior es cada vez más complicado, sombrío e incierto.
Si bien este año el plan es cerrar el PIB con 5,5 puntos de expansión, se avizora un 2023 igualmente tenso por la persistencia de los factores antes mencionados.
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