Miles de voluntarios de la cita provienen de esa región y la alegría es inmensa por doquier: saltan, bailan, cargan banderas o lanzan cánticos en las estaciones del metro, las entradas de los estadios o el Centro de Ventas de Tickets, cercano al mall City Center, muy conocido en Doha.
En Rabat, la capital marroquí, hubo una tranquilidad sui generis durante los 90 minutos del partido contra Portugal, algo que cambió completamente cuando el árbitro decretó el final y, al unísono, la clasificación entre los mejores cuatro equipos del mundo.
Al caer la tarde, millones de aficionados se lanzaron a las calles para encumbrar a los “Leones del Atlas”, que hicieron historia al convertirse en el primer equipo del continente en llegar a semifinales, lo cual inspiró a los fanáticos en el área y provocó una ola de unidad y respeto en todo el planeta.
En Doha, actualmente hay cerca de 30 mil nacidos en esa nación y la fiesta igual resultó imparable, al sumarse árabes y musulmanes a un ambiente mágico propio del fútbol y las pasiones que despierta.
A la salida del parque Al Thumama, varios aficionados mencionaron que si bien el deporte de marras está dominado principalmente por Sudamérica y Europa, el cuadro marroquí demostró que otros países también tienen la capacidad para brillar.
Algo similar aconteció en Francia y España, mientras la Copa del Mundo volvió a colocar en primer plano la causa y el pueblo palestinos, ya que el plantel dirigido por Walid Regragui siempre exhibe la bandera de ese territorio en señal de apoyo absoluto.
«¡Histórico! ¡Y fantástico! ¡Los Leones del Atlas están clasificados a las semifinales de la Copa del Mundo! Bravo Marruecos”, escribió en Twitter el presidente de la Unión Africana, Macky Sall.
Otras personalidades famosas compartieron la alegría, tales como el presidente del Parlamento Panafricano, Fortune Charumbira, Elon Musk y el locutor de alto perfil británico Piers Morgan, entre muchos más. Mesut Ozil, un hijo de inmigrantes turcos y exjugador alemán, comentó: “Orgulloso ¡Qué equipo! Qué logro para el continente africano y el mundo musulmán. Es genial ver que un cuento de hadas como este todavía es posible en el fútbol moderno. Esto le dará a tanta gente tanto poder y esperanza».
Sin dudas, el fútbol ratifica su poder para unir a las personas y ser fuente de inspiración y orgullo. Nada de eso podrá ser borrado, incluso si la nómina de Regragui cae en su próximo duelo contra Francia, vigente monarca de la justa.
Nombres como los de Achraf Hakimi, Hakim Ziyech, Youssef En-Nesyri, Yassine Bounou y Sofyan Amrabat ya quedaron tatuados en la piel de la disciplina más seguida en el planeta, sin importar qué depare el futuro inmediato.
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