El siniestro de grandes proporciones destruyó también de manera total o parcial cientos de viviendas, lo que llevó a las autoridades a evacuar a los habitantes de al menos siete sectores.
El municipio de Viña del Mar, ubicado a unos 120 kilómetros de Santiago de Chile, habilitó tres establecimientos educacionales y un hotel como albergue para los damnificados, quienes perdieron todas sus pertenencias.
Además, fueron creados seis centros de acopio que reciben comida, leche, cereales, agua, ropa y materiales de limpieza para las familias afectadas.
La ministra del Interior, Carolina Tohá, quien coordina la acción del Gobierno en la emergencia, declaró que hay muchas zonas a las cuales no se puede entrar por la existencia de focos activos.
El fuego comenzó anoche en las zonas forestales y se extendió rápidamente por asentamientos irregulares en las quebradas y cerros, donde proliferan viviendas fabricadas con materiales ligeros que arden con facilidad.
El presidente chileno, Gabriel Boric, quien llegó en las últimas horas a la ciudad portuaria de Viña del Mar, decidió decretar el estado de emergencia por catástrofe, lo cual permite movilizar todos los recursos para el enfrentamiento a las llamas y la atención a los damnificados.
Nueve helicópteros, 12 brigadas de la Corporación Nacional Forestal y 109 vehículos de bomberos trabajan en la contención del incendio.
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