El grupo terrorista emitió hace unas horas un comunicado por el canal de mensajería Telegram, donde asumía la autoría del ataque y señalaba que el objetivo era la comunidad cristiana para demostrar la incapacidad del Gobierno para protegerlos.
El Estado Islámico subrayó que este atentado es una prueba más de «los fallos de las recientes campañas militares de las fuerzas de RDC y sus aliados en conseguir la seguridad para los cristianos».
El hecho ocurrió en Kasindi-Luvirihya, localidad situada entre el Congo y Uganda, a 85 kilómetros de la ciudad de Beni, en la provincia de Kivu del Norte, mientras tenía lugar un servicio religioso.
Más temprano, las autoridades anunciaron el arresto de un ciudadano kenyano sospechoso de planear al atentado, por sospechas de ser miembro de las Fuerzas Democráticas Aliadas, sindicadas como responsables del ataque contra el templo, pero el anuncio del Daesh echa por tierra la hipotésis oficial.
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